El significado astrológico de Eris

Un Mito es una evocación, una analogía simbólica; pero los planetas en Astrología no actúan exactamente igual que su Mito asociado, sino como se viene observando desde hace milenios. Con los conocimientos actuales (2010), podemos establecer correspondencias que nos permitan hallar indicios sobre el significado astrológico de los “nuevos planetas” y sobre el alcance de su supuesto “efecto”[1], aunque hoy por hoy sea prematuro utilizarlo en la interpretación normal.

 

Sergio Rivillo

 

Prólogo

Qaoar, Makemake y otros cuerpos recientemente descubiertos tienen órbitas comparables a la de Plutón y prácticamente compartidas con él, la cual atraviesan en un momento dado. Esto complicaría la propia interpretación de Plutón, que ahora deberíamos interpretar como un cinturón, como le ocurre a Ceres. Varios astrólogos ya percibíamos, antes del descubrimiento de los objetos de Kuiper, que Plutón, en ocasiones, parecía actuar un poco antes (o bien después) de transitar un punto de la carta natal, algo que podría deberse al paso de sus compañeros de órbita.

Pero con Eris es distinto. Eris está mucho más allá de Plutón, ocupando la siguiente órbita de Bode, algo que induce a pensar en un efecto astrológico diferenciado y que me decidió a empezar el presente trabajo. Y luego estaría Sedna, con una órbita mucho más alejada todavía, probablemente definiendo grandes periodos históricos de la humanidad, que seguro merece un futuro estudio al respecto.

http://www.gavinrymill.com/dinosaurs/new-solar-sytstem/trans-neptunian-pluto-quaoar-sedna.gif

 

Objetivos

El objetivo del presente trabajo es ayudar a dilucidar el posible efecto astrológico de Eris. Hoy por hoy se conocen parámetros físicos y orbitales de un cuerpo del Sistema Solar cuyo nombre evoca todo un contenido mitológico y, por lo tanto, simbólico. ¿Tiene realmente un efecto astrológico? ¿La mitología asociada al nombre que se le ha atribuido es el adecuado y se corresponde con su efecto? ¿Debería el astrólogo incluirlo en sus horóscopos? ¿Puede explicar hechos no indicados en los horóscopos levantados hasta ahora?

Para responder a estas preguntas, aunque sólo sea parcialmente, lo primero que podemos y debemos cuestionarnos es si, atendiendo a sus características físicas y orbitales, podemos concederle algún valor astrológico teórico y, posteriormente, comprobar su efecto y contenido simbólico con todos los indicios disponibles, y analizando casos históricos  y personales reales.

Sobre la validez teórica del efecto astrológico de Eris

Introducción: lo que sabemos actualmente[2]

Eris (inicialmente llamada Xena[3], como la heroína de cómic) es el nombre de la diosa griega de la Discordia. Su contenido simbólico, atendiendo a la mitología, podría ser muy próximo al de Plutón, pero de naturaleza “femenina”; aunque, claro está, habría que comprobar que el nombre de Eris y su mitología asociada, le son correspondientes.

Eris, o Éride (ambas formas son correctas en castellano) es la deidad griega equivalente a la latina Discordia. El nombre resulta especialmente adecuado, según muchos astrónomos, ya que el descubrimiento de Eris supuso el inicio del proceso de degradación de Plutón a planeta enano y una nueva clasificación de los cuerpos del sistema solar. Disnomia, hija de Eris y la divinidad de la Anarquía, el nombre de su satélite, no se queda atrás, pues es un guiño al nombre extraoficial de Eris: la actriz que daba vida a Xena era Lucy Lawless, cuyo apellido significa en inglés "sin ley, en estado de anarquía".

Su nombre oficial actual (a partir del 13 Sep 2006), Eris, también tiene relación con la guerra, como Xena, en este caso la de Troya. En la mitología griega, Eris era el nombre de la diosa de la discordia y fue la encargada de provocar el comienzo de la guerra de Troya provocando una discusión entre Hera, Afrodita y Atenea con un humano de por medio, Paris.

En el documento oficial, Eris fue descubierto por el equipo de Michael Brown[4], Chad Trujillo, y David Rabinowitz el 8 de enero del 2005 a partir de imágenes tomadas el 21 de octubre del 2003, aunque parece más probable la fecha del 5 de enero de 2005. El descubrimiento fue anunciado el 29 de julio del 2005, el mismo día que otros dos grandes objetos del cinturón de Kuiper: Haumea y Makemake[5].

El equipo investigador ha estado buscando sistemáticamente objetos del Sistema Solar exterior durante varios años y ya había estado relacionado con el descubrimiento de otros grandes objetos transneptunianos, incluyendo a (50000) Quaoar y (90377) Sedna. Observaciones rutinarias habían sido tomadas por el equipo el 31 de octubre de 2003 usando el telescopio de 48 pulgadas Samuel Oschin de Monte Palomar en California. Pero el objeto no fue descubierto hasta enero del 2005, cuando más imágenes de la misma zona mostraron su lenta evolución sobre el fondo de estrellas. Observaciones subsiguientes permitieron determinar la órbita, que a su vez dieron una estimación de la distancia y el tamaño.

Según Michael Brown, su descubridor, parece ser que se eligió el nombre de Eris entre los que él mismo propuso, porque  “Era demasiado bueno para resistirse a ello”.  Y añade "Plutón y Eris son esencialmente gemelos -excepto que Eris es el más grande de los dos- y un poco más frío".

Por un motivo u otro, el hecho es que los planetas no visibles a simple vista que se han ido descubriendo han acabado adoptando el nombre mitológico que se corresponde con el efecto que ejercen sobre los seres humanos y el planeta Tierra. Se ha especulado con fenómenos culturales o de subconsciente colectivo para explicar este fenómeno.

Junto con Plutón y el resto de los plutoides (o transneptunianos), se hallaría en el llamado “cinturón de Kuiper”, más allá de Neptuno[6].

Según observaciones del Hubble y del Observatorio Keck, el diámetro de Eris es de 2.398 km (± 96 km); con una masa de 1,66×1022kg. Eris es un poco más grande que Plutón (aunque tiene un satélite mucho más pequeño que Caronte), cuyo diámetro y masa son: D=2.302 km , m=1,305x1022kg. Debe ser un objeto con un albedo relativamente alto, haciéndolo más parecido a Plutón que cualquier otro objeto descubierto hasta la fecha.

Eris tiene un período orbital de unos 560 años y actualmente (2009) se encuentra casi a la máxima distancia posible del Sol (afelio), a unas 97 unidades astronómicas de la Tierra (14.400 millones de kilómetros). Igual que Plutón, su órbita es muy excéntrica y llega a unas 35 UA del Sol durante el perihelio (la distancia de Plutón al Sol varía entre 29 y 49,5 UA, mientras que Neptuno orbita a unas 30 UA). Al contrario que los planetas telúricos y los gigantes de gas, cuyas órbitas están aproximadamente en el mismo plano que el de la Tierra, la órbita de Eris (2003 UB313) está inclinada unos 44° respecto a la eclíptica.

 

Efemérides de Eris

Fecha

Longitud

Latitud

Distancia Sol (UA)

 

01.01.1900

21 pi 35

-32°55'  

92.186328749

 

05.06.1922

0 ar  1 

-29°13'  

94.944091928

1ª entrada en Aries

25.07.1922

29 pi 59 

-29°27'  

94.248742864

1ª retrogradación a Piscis

31.12.1926

0 ar  0 

-28°30'  

95.281797741 

Entrada definitiva en Aries

28.06.2009

21 ar 59 

-13°44'  

96.968176196

Posición actual

13.11.2036    

27 ar 30

-8°26'  

93.578310377

 

 

Tamaño aparente

Eris no es visible a simple vista, pues tiene un tamaño aparente (ver anexo A[1]) de una centésima de segundo de arco, muy pequeño, algo que depende del tamaño real y la distancia del observador. Esto también ocurre con Urano, Neptuno y Plutón, de efecto astrológico comprobado desde hace muchos años y en muchas cartas en la labor cotidiana de los astrólogos. El hecho de no ser visible puede relacionárselo con el efecto compulsivo que parecen ejercer por tránsito, aunque esto también podría explicarse por su largo período de traslación (84 años en el caso de Urano), lo que implica que sus tránsitos sólo se viven una vez en lapso de una vida humana (por ejemplo, el tránsito por conjunción a cierto punto de un tema natal), que sorprenden al nativo en un estado “inmaduro”, sin experiencia anterior, como ocurre con los tránsitos de las estrellas, aún mucho menos frecuentes que los de los denominados transpersonales Urano, Neptuno y Plutón[7]. Eris está a menor distancia que las estrellas que se utilizan desde antiguo en Astrología y es de un tamaño parecido a Plutón, así que estos parámetros no deberían ser un obstáculo para validarlo astrológicamente.

No se puede excluir astrológicamente a casi ningún objeto celeste. Se ha relacionado al cometa Halley con la muerte de Mark Twain, que murió a los 75 años, cuando el cometa Halley regresó a la posición natal del cometa en la carta de Twain, en una casa 8 sin otros ocupantes. Otra cuestión es que esto resulte práctico, como explicaré más adelante.

Orbe

El tamaño aparente está en relación con el orbe o campo de acción astrológica sensible, aunque esta relación no es nada directa. Al Sol y la Luna (unos 30’ de TA) se les atribuye un orbe de acción mínimo de unos 10º para la conjunción (algunos autores aplican 12º y otros hasta 15º). A Júpiter, con un tamaño aparente medio de 44”, unas 40 veces más pequeño que el de la Luna o el Sol, o a Venus (36”), se le atribuye un orbe un poco menor que a las luminarias, al menos 9º para la conjunción. A Plutón, con un tamaño aparente de 0,03” , unas 15 veces menor que el de Júpiter, se le atribuye un orbe mínimo de 8º. Y a Eris, con un tamaño aparente de 0,01”, tan sólo 3 veces menor que Plutón, se le debería atribuir un orbe parecido, o poco menor, por ejemplo unos prudentes 7º (como a los Nodos lunares).

 

Características orbitales

La lentitud de su movimiento le hace más parecido a las estrellas mal llamadas “fijas”, que afectan a pocas personas durante mucho tiempo, otorgándoles (o condicionando) un destino muy especial, a menudo “histórico”. La excentricidad (ver anexo A[2]) de su órbita, mayor aún que la de Plutón, hace que su movimiento adquiera una velocidad variable, siguiendo las leyes de Kepler (ver anexo A[3]). Ahora que se encuentra en su afelio, en su máximo alejamiento al Sol, se mueve a unos 0,2º por año[8] , pero alcanzará una velocidad de traslación aparente próxima a 1º de arco por año cuando se encuentre en su perihelio. Esta lentitud en su movimiento, otorgando a los tránsitos de Eris un orbe máximo de 2º, sus tránsitos durarían entre un mínimo de 3 años (en el perihelio) y más de 10 años en la época actual (próximo al afelio). 

Debido a esta gran excentricidad, y pese a una distancia media del Sol mayor del doble de Plutón, atraviesa en su perihelio la órbita de Plutón en su afelio. Esto no le daría un parecido simbólico, pues Plutón también atraviesa la órbita de Neptuno y no presenta parecido simbólico con éste. 

Las excentricidades de las órbitas de los planetas del Sistema Solar son:

 

Planeta

Mercurio

Venus

Tierra

Marte

Ceres

Júpiter

Excentricidad

0,2056

0,0068

0,0167

0,0934

0,080

0,0484

Planeta

Saturno

Urano

Neptuno

Plutón

Eris

Makemake

Excentricidad

0,0054

0,0472

0,0086

0,2488

0,4418

0,159

 

Ordenados de menor a mayor excentricidad:

Saturno-Venus-Neptuno-TIERRA-Urano-Júpiter-Ceres-Marte-Makemake-Mercurio-Plutón-Eris

Se ha asociado la excentricidad al carácter de “trasgresor”, siendo Saturno el de órbita más próxima al círculo y, por lo tanto, el más “conservador”. Eris sería todavía más trasgresor que el propio Plutón.

El hecho de que cumpla la ley de Bode (ver anexo A[4]) lo equipara a la mayoría de los planetas. Tan sólo parecen dejar de cumplirla Kirón, asteroide de órbita errática entre Saturno y Urano, y, por otro lado, y muy sorprendentemente, Neptuno[9].

La inclinación de la órbita sobre la eclíptica, de unos 44º, bastante más que Plutón (17,15º), hace dudar mucho de su valor astrológico pues, a diferencia de los planetas considerados hasta ahora, se sale de la “banda zodiacal”, de unos 22,5º a un lado y otro del ecuador terrestre, aunque gran parte de su recorrido lo hace dentro de la misma. Tenemos una buena ocasión para comprobar si su efecto zodiacal se mantiene o no fuera de dicha franja, si habría que “habilitar” nuevos signos fuera de la franja zodiacal, o si esta exagerada inclinación lo invalida astrológicamente. En los tiempos actuales (ver figura), Eris se mueve dentro de dicha franja.

Así pues, los parámetros orbitales no suponen una (gran) limitación a su validación astrológica.

 

Contenido simbólico: mitología de Eris

En cuanto a la mitología, me limito a transcribir lo ya difundido ampliamente al respecto, especialmente por los autores clásicos (ver anexo B).

Polaridad

Como el mito asociado, Eris sería un planeta femenino. En Astrología los elementos “masculinos” son una energía de expresión, mientras que lo femenino indicaría una energía de percepción. Hay varias maneras de establecer dipolos simbólicos:

Sol-Luna, Venus-Marte, Mercurio-Ceres, Júpiter-Saturno, ¿Urano-Eris?, ¿Plutón-Neptuno? (masculino-femenino) [10] 

Venus-Marte, Mercurio-Júpiter, Sol/Luna-Saturno (dipolos clásicos por regencias de los planetas visibles).

Color[11]

La abundancia de metano en su superficie le otorga, como en el caso de Plutón, un color rojo al que podemos asociar. A Plutón también se le asocian colores oscuros como el granate (incluso el negro), probablemente por su lejanía y no visibilidad. Colores próximos al rojo son el anaranjado y el morado, que, por prudencia, no debemos excluir.

Más indicios teóricos

Como todos los planetas no visibles, los llamados transpersonales, se consideran “octavas superiores” de los planetas visibles, es decir, manifestaciones de los mismos contenidos simbólicos de los planetas visibles, pero actuando con mayor lentitud y profundidad. De esta manera, Urano actuaría de manera paralela a Mercurio, Neptuno de manera paralela a Venus y Plutón de manera paralela a Marte. Cuando los planetas visibles clásicos están afectados de movimiento estacionario o cuasi-estacionario, próximos a la retrogradación, suponemos que actúan de manera parecida a como lo hacen los transpersonales, atribuyéndoseles el mismo “sexo” que a su octava superior.

¿Pero de quién sería octava superior? Me inclino a pensar que el contenido simbólico de Eris sería el de la octava superior de Ceres[12], que sigue a Marte según la Ley de Bode. De la misma manera que Ceres puede parecer la manifestación femenina de Mercurio, Eris sería la manifestación femenina de Urano.

Hasta ahora todo son meros indicios, pero creo razonable la siguiente clasificación, que completaría el esquema de simetría simbólica:

 

Astros

Masculino

Femenino

Luminarias

Sol

Luna

Personales-Transp.

Mercurio-Urano
Marte-Plutón

¿Ceres-Eris?
Venus-Neptuno

Sociales

Júpiter

Saturno

 

Pero aún quedan muchas dudas, pues podríamos englobar a todos los transneptunianos, de características astronómicamente comunes, hasta cierto punto, atribuyéndole así una función “plutoniana”.

Pero debemos reconocer que la denominación de “cinturón de Kuiper” es una convención. En cuanto a su órbita, como hemos visto, está perfectamente diferenciado de Plutón. Y esto debe hacernos dudar mucho de un contenido simbólico semejante al de Plutón.

Si realmente se tratase de la octava superior de Ceres, tendría que ver con cuestiones intelectuales y racionales, como Mercurio y Urano (y Ceres), pero con mayor énfasis en la percepción, por ser femenino, que en la expresión. Mercurio está relacionado con la comunicación, pero también con la “malcomunicación”, las mentiras o los malentendidos. Urano, su octava superior, se le relaciona con la fraternidad, pero también con la rebeldía y el espíritu contrariador. Ceres está aún astrológicamente poco estudiado aún, pero se le relaciona con la contabilidad y la clasificación. Por eso Eris, como octava superior, también estaría relacionado con los modernos aparatos de medida y, en otro orden, la percepción nerviosa y los sentidos. Y, por supuesto, con la discordia, como sugiere su nombre... ¿Podría estar también relacionado con la concordia cuando hace un aspecto armónico?

A los planetas “modernos” se les ha asociado, creo que muy acertadamente, con las novedades propias de la época: Urano con los avances científico-técnicos subsiguientes a la ilustración francesa, la independencia de América, etc.; a Neptuno con el movimiento romántico del siglo XIX y a Plutón con la energía atómica, el petróleo, etc.

Cuando pienso en los tiempos tan poco gloriosos e innovadores que vivimos, para atribuirle un contenido simbólico a Eris, pienso en la telebasura, alimentada por y también productora de discordia, como manifestación negativa. Otros signos de los tiempos actuales serían: la corrupción, la publicidad engañosa, el consumismo, el fraude alimentario y, en otro orden de cosas, la homosexualidad femenina, la microcirugía, los aparatos de medida digitalizados y sistemas de detección avanzados, informática y robótica.

Estas últimas asociaciones con conceptos científicos, hasta ahora eran más bien atribuidos a Urano, que parace bastarse en estos temas. Claro que seguramente se bastaría Mercurio si no hubiese sido descubierto Urano, pues éste, en realidad, posee un contenido simbólico ya incluido en el contenido simbólico de Mercurio en muchos aspectos.

Es un hecho que Neptuno no tiene un contenido simbólico completamente diferenciado de Venus (ambos “románticos”), ni Plutón de Marte (ambos “competitivos”). Si atendemos a los tiempos que vivimos, tan “tecnológicos”, creo que es prudente atribuirle un significado próximo a la familia simbólica que forman Mercurio-¿Ceres/asteroides?-Urano. Y que pueda ser la octava superior de Ceres me induce a pensarlo el hecho de que el de Kuiper es otro “cinturón”, con una variedad de objetos, aunque, a diferencia de los asteroides, en el cinturón de Kuiper caben varias órbitas de Bode.

Algunos astrólogos le han atribuido el domicilio en Aries, y su exilio correspondiente en Libra, el signo opuesto, más dado a cultivar la “concordia”. Y esto parece al menos razonable. El domicilio en Aries coincidiría con el signo en el que se encontraba Eris al ser descubierto, pero todo esto sería congruente suponiendo que el mito hoy por hoy atribuido de Eris sea el adecuado y de que realmente sea así.

Recordemos, además, que, cuando fue descubierto Neptuno, éste se encontraba en Acuario, que no es su signo de domicilio, sino más bien su signo de caída, según la mayoría de los autores.


 

A Neptuno se le acabó atribuyendo el domicilio de Piscis por la observación de casos reales, pero es cierto que el MC (lugar de “señorío”) cae en Piscis. El AS en Cáncer y su regente, la Luna, en Escorpio pueden hacer sospechar un domicilio de agua.

En el caso de Urano y Plutón ocurrió igual, y las cartas de su descubrimiento parecen hablar del descubrimiento en sí e indirectamente de la época histórica, pero no queda nada claro que las cartas describan el “efecto” del planeta. Lo que sí es muy llamativo, es que en el caso del descubrimiento de los tres transpersonales, en todos los casos, la Luna estaba en Escorpio, en caída, y lo único que los tres tienen en común es el hecho de ser considerados maléficos y de acción compulsiva.

Otra posibilidad es que Eris tuviera su domicilio en el signo de Tauro, que es a Virgo como Acuario lo es a Géminis. De esta manera tendríamos un planeta femenino en un sigo femenino, y en el mismo elemento que su octava inferior.

Algunos objetarán que Plutón tiene su domicilio en un signo femenino (Escorpio), pero aún hay muchas discrepancias con respecto a las dignidades cósmicas de los transpersonales, y Plutón podría tener su domicilio en Aries, signo masculino, y tan sólo su exaltación en Escorpio. Esta polémica aún no ha terminado.

Se me ocurrió pensar en el signo de Tauro como domicilio de Eris porque siempre he percibido en los conocidos Tauro una gran capacidad de fraternal concordia y también les he visto sumidos en la discordia como verdaderos “escorpios” (el signo opuesto). Y qué voy a decir de la percepción por los sentidos de un Tauro...

Es decir, planteo la hipótesis de la siguiente asociación simbólica:

Acuario-Urano; Piscis-Neptuno; Aries-Plutón; Tauro-Eris

...que guardaría una simetría bipolar con el eje de 0º Aries

Insisto en que todo esto son asociaciones simbólicas, teóricas, más o menos arbitrarias, a las que me conduce mi inevitable subjetividad al observar los diversos indicios, muchos de ellos meramente literarios, que he podido encontrar, y podría estar completamente equivocado. Veamos qué podemos observar en cartas personales e históricas.

La carta de su descubrimiento

En la página web del Instituto Caltech, Brown dice: “Debido a que el nuevo planeta enano está tan lejos, se mueve más lento que la mayoría de los objetos que encontramos. De hecho, nuestros ordenadores no se dieron cuenta la primera vez! Comenzamos un nuevo análisis, un año más tarde. Este nuevo análisis encontró el nuevo planeta a las 11:20 AM PST 5 enero de 2005, casi 1 y 1 / 2 años después de obtener los datos iniciales. Los informes iniciales sugirieron que la fecha de descubrimiento fue 8 de enero. Nos disculpamos por el error, causado por la locura que rodea el primer día del anuncio. “

Monte Palomar (CAL), 5 enero de 2005,11:20 AM PST

 

El AS en Aries (muy próximo a la posición de Eris en ese momento) y el regente, Marte, en Sagitario sugieren una naturaleza simbólica de fuego; la Luna en Escorpio, bajo el mismo dominio de Marte y con Plutón también en el mismo signo. En este punto, podríamos atribuir a Eris un contenido simbólico próximo a Plutón, que encaja bien en el propio mito de Eris y su carácter “guerrero”. No obstante, el MC en Capricornio, y siguiendo el criterio de la interpretación de la carta del descubrimiento de Neptuno, supondría un domicilio en este signo, más aún si tenemos en cuenta que el Sol (exaltado en el AS Aries) está allí situado. Nada menos que 4 planetas, Mercurio, la Luna, Neptuno y Saturno, la mayoría femeninos, están exiliados o en caída, quizá dando a entender lo “maléfico” de su naturaleza.

El hecho de que 4 planetas –entre ellos el regente del AS- se sitúen en conjunción a la cúspide de la casa 9, podría interpretarse como de una naturaleza próxima a políticos, filósofos, ideólogos, etc[13].

Todo esto estaría muy bien si esta carta representase el momento más significativo para su descubrimiento. Pero los primeros datos se obtuvieron el 21 de Octubre de 2003. El ordenador que procesaba los datos sólo consideraba objetos que se movieran a más de 1,5 segundos de arco por hora sobre el fondo fijo de estrellas, a partir de fotos tomadas a intervalos de 1,5 horas. Al tratarse de una identificación diferencial, no le corresponde un momento, sino un intervalo, por lo que es muy difícil domificar la carta de ese momento (no representada), pero resulta llamativo que tuviera muchos planetas indignos (5 de ellos en exilio o caída)[14].

El análisis posterior, más fino, de estos datos, identificó al planeta el 5 de Enero de 2005. Luego está la fecha oficial del día 8 del mismo mes y el anuncio público el 29 de Julio de 2005... de nuevo tenemos que reconocer que una mera atribución simbólica no es suficiente para estar seguros de su naturaleza astral.

La naturaleza astral que hoy en día consideramos de, por ejemplo, Neptuno, no se debe a la carta de su descubrimiento, sino a la observación de la realidad efectuada desde aquel momento. Que su naturaleza “encaje” en la carta de su descubrimiento, que encaje con los tiempos históricos de su descubrimiento, y que encaje, al menos en parte, con el mito de Poseidón-Neptuno, que le da nombre al planeta, son coincidencias probablemente significativas. No es que Neptuno (o cualquier otro planeta) actúe exactamente igual que su mito asociado; un cuerpo celeste actúa (astrológicamente) como podemos observar, pero se le asocia un mito de la civilización para comprenderlo mejor. Los propios mitos de la antigüedad tienen por lo general un origen cosmogónico.

Pero el efecto real que debemos considerar es el observado, nunca el atribuido a priori, y así ha venido ocurriendo hasta ahora con Urano, Neptuno y Plutón, como en su día lo fue con el resto de los planetas.

 

CONCLUSIONES

No podemos estar seguros de que Eris sea el nombre definitivo, ni de que el contenido simbólico que se le ha atribuido sea el correcto. Recordemos que Urano, casi 200 años después de su descubrimiento, aún era considerado por los astrólogos como un planeta “de extraño comportamiento” y que, a principios del siglo XX, todavía se le nombraba como Hershel, el nombre de su descubridor, sobre todo en Inglaterra. Me temo que serán necesarias muchas observaciones a lo largo de muchos años para que tengamos tan claro el funcionamiento de Eris como ahora lo tenemos de Urano, Neptuno y Plutón.

No parece que Brown, el descubridor de Eris, y su equipo, hayan hecho estudio astrológico al respecto. Cuando dice Brown que Plutón y Eris son “gemelos” se refieren a su parecido tamaño y gran lejanía de la Tierra.

Cierto es que su color rojizo común es toda una tentación para atribuirle un contenido simbólico semejante a Plutón, pero estos argumentos nos hubiesen llevado, cuando se descubrió Neptuno, a atribuirle una función astrológica semejante a Urano, pues son muy semejantes en tamaño, color azulado, etc. Las observaciones astrológicas hechas a lo largo de muchos años los ha diferenciado completamente.

Personalmente me inclino a atribuirle un contenido simbólico de la familia intelectual del dipolo Mercurio-Ceres (la octava superior sería el dipolo Urano-Eris), más que a la familia pasional del dipolo Marte-Venus, cuya octava superior estaría ya completa con Plutón-Neptuno.

Sin excluir su matiz violento (que también se le atribuye a Urano), creo que el elemento asociado más próximo es la tierra, en estos tiempos tan materialistas que vivimos. E intelectual/científico, atendiendo a la gran valoración de la tecnología científica que se hace hoy en día. Los tiempos que vivimos, a caballo entre el siglo XX y el XXI se caracterizan sobre todo por el materialismo y el cientifismo: cuando algo es de tecnología punta o rentable, parece quedar todo justificado. Como queda justificado el fraude alimentario actual, con preparados alimenticios tan artificiales que lo que comíamos hace 40 años se podría calificar hoy en día de “alimento biológico” o “ecológico”. Por esta relación con la alimentación y la economía, guardaría analogía con el signo de Tauro.

En cuanto al cientifismo, no se trataría de un cientifismo descubridor y pionero, de la talla de Nikola Tesla o Albert Einstein, hace muchas décadas que no surge ninguno de tal significación histórica, de consecuencias tan revolucionarias, sino de las aplicaciones prácticas de sus descubrimientos (ahora tenemos ordenadores muy avanzados, pero la informática se “inventó” hace unos 80 años[15]), es decir, con la tecnología.

Lo que estoy seguro es que se trata de un planeta maléfico, por el hecho de ser no-visible y, por tanto, de comportamiento compulsivo, transpersonal. En todas las cartas relacionadas con su descubrimiento aparecen muchos planetas en signos de indignidad cósmica.

No me atrevo a pronunciarme sobre los signos de su domicilio, por más que sospeche del signo de Tauro, y mucho menos sobre su exaltación. Pero parece segura su relación con la tierra, por los tiempos tan materialistas que vivimos, por lo que no podemos excluir a Capricornio. Otros autores lo relacionan con Aries y también con Libra, pero hoy por hoy no me parece que estemos en condiciones de atribuir un domicilio con seguridad.

Debe ser femenino, sobre todo por completar el esquema de las polaridades planetarias, no porque se le haya otorgado el nombre de un mito femenino[16].

Por todo lo dicho hasta ahora, podría tratarse de un planeta:

De tierra, femenino (pasivo), maléfico, transpersonal (compulsivo), trasgresor, realista, intelectual, tecnológico, materialista. Guardaría analogía con los aparatos de detección y medida más avanzados, la tecnología punta (informática, robótica, microcirugía, digitalización), el rigor científico y la falta del mismo, la contabilidad creativa, la especulación financiera y dialéctica, la telebasura, internet, el fraude alimentario, la publicidad engañosa, la corrupción política y en el sector de la construcción; el consumismo, y, en otro orden de cosas, por incluir tendencias actuales, las “salidas del armario” y otras liberaciones sexuales y la homosexualidad femenina en particular.

Sergio Rivillo Corral, 23 Dic 2009
sergio.rivillo@gmail.com

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

Espacio y símbolo en Astrología, JL San Miguel de Pablos (Ed. Obelisco, 1987)

El extraño descubrimiento de Neptuno, JL San Miguel de Pablos (Ed. Eudemon 1998)

Efemérides de Eris: http://www.astro.com/swisseph/eris.htm

Software: Kepler, de Miguel García Ferrández

Datos astronómicos e históricos:

(a) Caltech.edu (California Institute of technology)

(b) Astralis.es (2009)

Mitología de Eris:

(a) Arescronida.wordpress.com/ (2009)

(b) Wikipedia.org (2009)

 

 

 

 

 

 

 

ANEXO A: PARÁMETROS ASTRONÓMICOS

1.-Tamaño aparente

La vista humana es capaz de discernir objetos de un tamaño aparente de unos 5" de arco. El Sol y la Luna tienen poco más de 30’ de arco; Urano, con un tamaño aparente de entre 3” y 4”, debe ser visible por algunos animales, posiblemente ciertas aves, pero no para los humanos.

R/L=tg(TA/2); TA=2*arc tg R/L ; (R=radio; L=distancia del observador; TA=tamaño aparente).

2.-Geometría de la elipse

Los planetas recorren en su movimiento de traslación órbitas elípticas en torno a un astro central que ocupa uno de los focos de dicha elipse:

Una elipse es el conjunto de puntos (x,y) cuya suma de distancias a dos puntos distintos prefijados (llamados focos) es constante.

Es fácil dibujar una elipse con un lápiz (que parte de un punto cualquiera (x,y) y un cordel fijado en sus extremos a dos “focos” f1 y f2. Si los dos focos están tan cerca que coinciden en el mismo punto obtendríamos una elipse de excentricidad=0, es decir, un círculo. Se define excentricidad como el cociente entre la semidistancia focal y el semieje mayor e=c/a. Por eso, una elipse muy alargada tendría los focos tan separados que el cociente c/a sería próximo a 1. Así pues, la excentricidad varía desde 0 (círculo) hasta 1 (recta).

3.-Leyes de Kepler

Fueron enunciadas por Johannes Kepler para explicar el movimiento de los planetas en sus órbitas alrededor del Sol. Aunque él no las enunció en el mismo orden, en la actualidad las leyes se numeran como sigue:

Primera Ley (1609): Todos los planetas se desplazan alrededor del Sol describiendo órbitas elípticas, estando el Sol situado en uno de los focos.

Segunda Ley (1609): El radio vector que une el planeta y el Sol barre áreas iguales en tiempos iguales.

 

Archivo:Kepler2.gif

 

La ley de las áreas es equivalente a la constancia del momento angular:

r1v1=r2v2

donde v es la velocidad angular y r la distancia al foco de traslación), es decir, cuando el planeta está más alejado del Sol (afelio) su velocidad es menor que cuando está más cercano al Sol (perihelio). En el afelio y en el perihelio, el momento angular L es el producto de la masa del planeta, su velocidad angular y su distancia al centro del Sol.

Tercera Ley (1618): Para cualquier planeta, el cuadrado de su período orbital (tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor del Sol) es directamente proporcional al cubo de la distancia media con el Sol: T2/r3=K

donde, T es el periodo orbital, r la distancia media del planeta con el Sol y K la constante de proporcionalidad

Estas leyes se aplican a otros cuerpos astronómicos que se encuentran en mutua influencia gravitatoria como el sistema formado por la Tierra y la Luna.

4.-Ley de Tittius-Bode
La Ley de Tittius-Bode, que tan sólo dejan de cumplir Kirón y Neptuno, utiliza números enteros, como los números cuánticos (que también son números enteros que describen cualidad, forma, etc. más que cantidad, pues no son números “cuantitativos” sino “cualitativos”), y se define como: 
d=0,4+0,3x2n
donde d es la distancia de una órbita estable al Sol en UA (Unidades Astronómicas; 1 UA sería la distancia Tierra-Sol, unos 149,6 millones de km). n sería un número natural de la serie: - \infty, 0, 1, 2, 3, …, + \infty
 
Número de Bode
- \infty
0
1
2
3
4
5
6
7
8
Distancia de Bode
0,4
0,7
1
1,6
2,8
5,2
10,0
19,6
38,8
77,2
Distancia real media (UA)
0,38
0,72
1
1,52
2,77
5,2
9,54
19,2
39,5
35-97
Planeta asociado
Mercurio
Venus
Tierra
Marte
Ceres
Júpiter
Saturno
Urano
Plutón
Eris?

 

Parece ser que las órbitas de Bode son las más probables, seguramente por ser las más estables, y han facilitado mucho el sucesivo descubrimiento y ubicación de los planetas descubiertos más recientemente. Las órbitas de Tittius, consideradas en un principio como la mera coincidencia de un constructo teórico, empezaron a tomarse en serio a partir de la divulgación de Bode y el descubrimiento de Ceres, Urano y Plutón.

 

 

 

 

 

 

 

ANEXO B: MITOLOGÍA DE ERIS

Eris era la diosa[17] de la lucha, la discordia, la contención, la rivalidad y el odio. Fue a menudo representada específicamente como el demonio de las luchas en la guerra, que rondaba el campo de batalla y se deleitaba en el derramamiento de sangre humana. Su nombre romano fue Discordia.

Debido a la naturaleza desagradable Eris fue la única diosa que no sería invitada a la boda de Peleo y Tetis. Cuando fue de todos modos, se le negó la admisión y, en un gesto de furia, arrojó una manzana de oro entre el grupo de diosas presentes, diciendo: ”Para la más hermosa”. Tres diosas reclamaron la manzana, y su rivalidad provocó los acontecimientos que condujeron a la guerra de Troya. Hera, Atenea y Afrodita, reclamaron el honor del reconocimiento de su belleza, como Zeus no podía intervenir (una era su esposa y las otras sus hijas) ordenó a Hermes que las escoltara con el mortal Alexandros [París], para ser juzgado la disputa por el joven.

Se le ofrecieron a Alexandros dones: Hera dijo que si ella era elegida la mujer más bella de todas, le haría el rey de todos los hombres, Atenea le prometió la victoria en la guerra, y Afrodita le prometió Helena en el matrimonio. Alexandros recibió y escucho a las diosas y concedió la manzana a Afrodita, que había sobornado al ofrecer a la mujer más bella del mundo —Helena— como su novia. Con la ayuda de Afrodita, la reina Helena fue seducida y raptada a Troya por París, la chispa que empezó la guerra de Troya.

Eris era otra de las hijas de Nix y Erebo, pero al estar estrechamente identificada con la diosa de la guerra Enio (hija de Zeus y Hera) se la ha hecho hermana de Ares (dios de la guerra). De hecho Homero utiliza los nombres indistintamente. Ella también estaba relacionada con Ma, una diosa de Anatolia y con Bellona, la diosa romana de la guerra.

Según Homero, Eris que vaga, al principio pequeña e insignificante, pero pronto levanta la cabeza hasta el cielo. Como amiga y hermana de Ares, se deleita en el tumulto de la guerra y en el aumento de los quejidos de los hombres. Es insaciable en su deseo de derramamiento de sangre, y después de todos los otros dioses se han retirado del campo de batalla, todavía sigue regocijándose por los estragos que ha hecho.

Esopo, (fábula griega de siglo VI a.C) nos cuenta:

Heracles se dirigía a través de un estrecho paso. Vio algo que parecía una manzana en el suelo y trató de romper con su masa. Después de haber sido golpeado por la masa, esta aumentó hasta el doble de su tamaño. Heracles golpeó de nuevo con su masa, incluso más duro que antes, y la cosa se extendió luego a un tamaño tal que le cerraba el paso de Heracles. Heracles soltó de su masa y se quedó asombrado. Atenea le vio y dijo: —Oh Heracles, no estes tan sorprendido! eso lo ha provocado su confusión aporía (contencioso) y Eris (la Discordia). Si usted lo deja como está, se queda pequeña, pero si decide luchar contra ella, entonces se hincha de su pequeña dimensión y aumenta de tamaño—.

Cuenta el griego Coluto de Licópolis en su poema El rapto de Helena (siglos VI a.C a V a.C) lo siguiente:

Vos las Ninfas de Troya, hijas del río Xanthus que a menudo aparecen en las playas de arenas de su padre, atando sus trenzas y jugando con sus sagradas manos, listas para el baile en Ida, vengan acá, dejen al sonoro río, y cuéntenme a mí (Helena) lo que el pastor como juez decidió; díganme de que colinas el vino, (…) por qué pastores deben hacer de jueces a inmortales (…)

Así entre las altas y puntiagudas colinas del Haemonians (Tesalia), la canción de la boda de Peleo era cantada mientras, a la orden de Zeus, Ganimede vertió el vino. Y toda la raza de los dioses se dio prisa para hacer honor a la novia vestida de blanco (Tetis) , la propia hermana de Anfítrite, Zeus del Olimpo y Poseidon del mar (…) Y después de él, Hera, la hermana de Zeus, siguió; (…). Afrodita igual, rezagada vino de los bosques (…) después de haber formado una corona nupcial, llevando su carcaj el astuto Eros. Y Atenea se quitó su casco poderoso de su frente y siguió al matrimonio, aunque del matrimonio ella era no enseñada. Ni hizo la hija de Leto, Artemisa, hermana de Apolo, el desdén dejar de venir, (…) Y Ares feroz, sin casco, ni alzando la lanza bélica, (…) Pero Eris hizo Quirón deja sin el honor; Quirón no la consideró y Peleo no la consideró.

Y cuando solo alguna vaquilla vagaba por la pastura en la cañada (…) Eris, superada por las punzadas de celos y enfadado, vagó en busca de una manera de perturbar el banquete de los dioses. (…) Ella golpeó con violencia con su mano el pecho de la tierra y no respondió la piedra. Frustrada quería ella de soltar las barras y cerrojos de las hondonadas tenebrosas y despertar a los titanes del hoyo inferior para destruir el cielo, el asiento de Zeus que gobierna desde lo alto. (…) Y ella pensó despertar el fragor del sonido de escudos, feliz de que ellos podrían brincar en el terror ante al ruido. Pero de ella pensó astutamente más tarde, también, que ella se retiraría ante el miedo de la furia de Ares, el guerrero escudado.

Y ahora ella pensó en de las manzanas doradas del Hesperides. Eris entonces tomó la fruta que debía ser el heraldo de la guerra, (…) Girando su brazo ella lanzó en el banquete la semilla original del tumulto y perturbó al coro de diosas. Hera, gloriándose de quien era esposa y que compartía la cama de Zeus, miró asombrada, y la habría rápidamente agarrado. Y Cypris (Afrodita), como ser más excelente que todas, deseó tener la manzana, como tesoro de los Amores. Pero Hera no la dejaría y Atenea no se rendiría.

Y Zeus, viendo la riña de las diosas, y llamando su hijo Hermaon (Hermes) que se sentaba debajo de su trono le digo así: —Acaso hijo mío, usted ha oído hablar de un hijo de Priamo, Alexandro (París), de juventud espléndida que cuida sus manadas en las colinas de Troya, de a él la manzana; (…) Y le permite escoger quien tendrá la fruta famosa para llevarse el premio de la más hermosa (…) Así el padre, hijo de Cronos, Hermaon obedeció. Y él al escuchar la orden de su padre y llevó las diosas y no consideró más.

Y cada diosa buscó hacer su belleza más deseable y justa. Cypris de consejos astutos desplegó sus trenzas y deshizo el broche fragante de su pelo y destrenzó sus cabellos de oro, sus rizos dorados fluyeron. Y ella vio a sus niños, los Amores, y los llamó. —¡El concurso está a mano, estimados niños! Abracen a su madre que lo alimentó. Este día se me juzga la belleza. Yo temo a quien este pastor otorgará la manzana. Hera, a quien ellos la llaman a la madre santa de las Gracias, dicen ellos que ella maneja la soberanía y sostenimientos de cetros. Y Atenea, a quienes ellos alguna veces llaman a la reina de las batallas. Yo sólo, Cypris, soy una diosa que no le gusta la guerra. Yo no tengo ninguna nave como la reina de los dioses, ni manejo ninguna lanza bélica, (…) Y los Amores errantes oyeron la orden de su estimada su madre y se dieron prisa en su ayuda. (…)

Él (Paris) miró de lejos a Hermaon el mensajero. Y en el miedo él brincó y buscó huir del ojo de los dioses. Él se apoyó contra un roble su coro de cañas musicales y verificó su disposición que no tenía mucha labor todavía. Y él en su miedo escuchó al maravilloso Hermes hablar así: —(…) venga acá y dé decisión como juez de las diosas de cielo. Venga acá y decida quién es la belleza más grande, y a la más hermosa y encamtadora dé esta manzana—. (…)

Antes de que él diera el juicio, Atena lo agarró, sonriendo, por la mano y le habló a Alejandro (Paris) así: —¡Venga acá, hijo de Priamo! no deje a Afrodita, reina de las glorietas nupciales y a la esposa de Zeus y escuche sin alabo que Atenea ayuda a las proezas de los hombres. (…)Venga acá, y yo le haré el duro salvador de su ciudad a los hombres; para que nunca en su vida Enio (la diosa de la guerra) de ira dolorosa caiga pesadamente en usted. Escúcheme y yo le enseñaré la guerra y sus proeza—.

Atena así llorada sus muchos consejos, y Hera la de blancos brazos subió y dijo así: —(…) demé a mí la fruta de la más hermosa, yo le haré el señor de toda el Asia. Desdeñe los trabajos de batalla. ¿Qué tiene un rey que hacer con la guerra? Un príncipe da ordenes los valientes. No siempre se es escuderos de Atenea. Veloz es la sentencia y la muerte de los sirvientes de Enio!—

(…) Y alzando con sus manos el cinto meloso de los amores ella desnudó todo su pecho (…) Y sonrientemente ella habló así al pastor: —Acépteme y se olvida de guerras: tome mi belleza y deje el cetro y la tierra de Asia. Yo no sé los trabajos de batalla. ¿Qué tiene Afrodita para hacer con los escudos? Porque la belleza es por mucho la mayor ventaja de las mujeres. En lugar de la proeza varonil, yo le daré una novia encantadora, y, en lugar de majestad, entrara en usted la cama de Helena (…)

No había todavía dejado de hablar y él le dio la manzana espléndida, la belleza era ofrecida como gran tesoro a Afrodita, (…) Y ella, sosteniendo la manzana en su mano, profirió su voz y burla a Hera y a la varonil Atena: —Ríndanse ante mí, acostumbradas como vos a guerrear, ríndame la victoria. La belleza yo he amado y la belleza me sigue. Ellos dicen que usted, la madre de Ares, reina de las Gracias. Pero hoy ellas todas se le han negado y no usted no ha encontró su ayuda. (…) ¡Y cómo vano es tratar de jactarse, Atrytone (burla a Atenea por no haber tenido madre)! (…) cómo su cuerpo se cubre en las túnicas de latón, usted huye del amor y busca los trabajos de Ares, no enseñado de armonía y no acostumbrada a la concordia. (…) Así habló Cypris y de Atenea se mofó. Así que ella consiguió el premio de belleza que iba a traer la ruina de una ciudad, rechazando a Hera y Atena indignadas.



[1] Ya expuse una valoración estadística del posible efecto de Eris en las cartas de 100 líderes políticos de máxima relevancia en comparación con los 7 planetas clásicos y los 3 transpersonales. Las mayores incidencias en los muestreos más significativos se dan con los 7 planetas clásicos, especialmente si se consideran como regentes únicos de las casas. Plutón y otros transneptunianos muestran desviaciones poco significativas; y Eris, aún menores.

[2] En esta introducción me limito a transcribir información del instituto Caltech y otros en la web (Wikipedia, etc.)

[3] ...y su satélite Gabrielle, como en la serie televisiva.

[4] El astrónomo José Luis Ortiz, del Instituto Astrofísico de Andalucía (España), se atribuye también el descubrimiento de Xena.

[5] Al igual que Sedna y otros plutoides, todos ellos tan sólo un poco más pequeños que Plutón o Eris, deberían ser objeto de investigación, algo que queda más allá del objeto del presente estudio. Dudamos del valor astrológico de Qaoar, con una órbita muy próxima a la de Plutón pero un tanto alejada del valor teórico de Bode, y un menor tamaño. Sedna orbita mucho más allá de Eris y mereceria un estudio posterior. Pero seguramente se descubrirán otros objetos de Kuiper, pues sólo se ha explorado una franja próxima a la eclíptica.

[6] La llamada “Nube de Oort” se encontraría mucho más allá, sería esférica y daría origen a los cometas.

[7] Por la lentitud de su movimiento, siempre actúan de manera simultánea, en colaboración, con otros planetas más rápidos, que hacen de “lupa” o “disparador”.

[8] El “lentísimo” Plutón, ahora cerca de su perihelio, el punto de su órbita más cercano al Sol, se mueve a poco más de 2º por año; en su afelio se mueve a bastante menos de 1º por año.

[9] Según palabras de José Luis San Miguel de Pablos: Neptuno –el utópico, lo que quiere decir “no perteneciente a ningún lugar”- está fuera de la estructura de las órbitas. Neptuno, incumpliendo la ley de Bode se nos presenta como el símbolo de algo que no es de nuestro mundo.

[10] Aunque ciertos mitos como el de Saturno o Neptuno están “personificados” de manera “masculina”, y teniendo en cuenta que estos conceptos nada tienen que ver con el sexo, parecen actuar como una energía “femenina”. Es posible que el papel históricamente secundario de la mujer en un mundo bastante “masculinista” tenga que ver con las atribuciones simbólicas, de raíz claramente cultural.

[11] El color asociado astrológicamente se relaciona con el color observado desde la superficie de la Tierra: Marte, rojizo, Júpiter, azulado, etc.,...como repartiéndose los colores del espectro visible.

[12] Cada vez parece más clara la asociación de Ceres (o más bien todo el cinturón de asteroides), una especie de manifestación femenina de Mercurio, al signo de Virgo, femenino también. Poco utilizado todavía, pero con un tamaño casi la mitad que Plutón, pero muchísimo más próximo, Ceres cumple la ley de Bode y debe tener función astrológica, eso sí, poco práctica, pues al ser tan sólo el objeto más grande del cinturón de asteroides, su función debe hallarse un tanto dispersa a lo largo del mismo, pues Pallas, Juno y Vesta (y otros) tienen el mismo número de Bode y deberían contar.

[13] Algo que me indujo a hacer el estudio estadístico, en la 2ª parte de este trabajo, entre el sector de los líderes políticos, de los que contábamos con abundancia relativa de casos con hora de nacimiento fiable en la base de datos de Astralis.es

[14] Y el anuncio público, el 29 de Julio de 2005, con 4 planetas indignos.

[15] ¿Quizá cuando Eris entró en Aries?

[16] Saturno, con nombre masculino, cumple una función femenina en el dipolo simbólico Júpiter-Saturno; Hera, la esposa de Zeus, se corresponde con la simbología de Saturno.

[17] o espíritu (Daimona)