Así en el Cielo como en la Tierra
Los Sabios de oriente, la Gran Conjunción y el inicio de la Era cristiana

Sergio Rivillo

Que los Sabios de Oriente eran astrólogos es indudable, pues era un conocimiento generalizado entre los sabios/científicos de la época (y durante muchos siglos, probablemente hasta que Lavoisier fuera guillotinado en 1794: "La República no necesita sabios", fue la frase del presidente del tribunal).

Ni el poder necesita sabios, ni los sabios al poder, como ocurrió en el episodio de los Sabios de Oriente, que actuaron al margen del poder y del estado: ¿Cómo se les ocurrió, observando las estrellas, que iba a nacer el Mesías, el Hijo de Dios? Lo que vivieron aquellos Magos, es todo un ejemplo de cómo deben proceder los amantes del conocimiento.

El relato del Nuevo Testamento, imbuído del lenguaje poético e implícito de la época, es un relato literario, como el de toda la mitología clásica. Pero esto no debe impedirnos leer entre líneas y razonar. No podemos suponer que, en la realidad, ocurriera algo distinto a lo que voy a exponer, una hipótesis muy generalizada hoy en día:

Quienes eran

Los Sabios de Oriente debían conocerse, porque llegaron juntos. No se sabe de dónde venían exactamente, aunque sí se sabe que venían de Oriente, del Este, quizá de Babilonia, de Persia o de la India, que quedan al Este y eran zonas avanzadas "científicamente".

Baltazar es un nombre de origen semita/hebreo, como Melchor, Malki-or, mientras que Gaspar es un nombre de origen Persa, aunque utilizado ya entonces en Grecia, otra zona "avanzada" en la observación del cielo y los ciclos de los planetas en sus órbitas o senderos celestes, ya muy conocidos por entonces, pues incluso dos siglos antes (Hiparco de Nicea) se conocía la precesión de los equinoccios (algo que parecen ignorar algunos astrónomos detractores de la Astrología).

El Rey Mago "negro" podría proceder de la zona del Indo, gente de tez muy morena, pero es muy dudoso que los Magos fueran de los tres colores que representan las figuritas del tradicional Belén, que es bastante arquetípico. Para el caso, las razas y colores resultan irrelevantes.

Debieron haber establecido contacto entre sí antes de emprender el viaje. Lo más probable es que no vivieran demasiado lejos el uno del otro, pues los deplazamientos de larga distancia no podían ser frecuentes ni cotidianos. No debemos suponer que se citaran en un punto del desierto sirio que atravesaron.

En cuanto a su identidad, lo único que parece seguro es que era gente instruída y pudiente, y que procedían del Este. Que fueran precisamente 3 es menos seguro, pero posible en todo caso.

Qué vieron en el cielo

Contertulios y observadores habituales del Cielo, debieron ser testigos de una Gran Conjunción planetaria, la que se produjo en el signo de Piscis hacia el 1 de Marzo del año 7 antes de Cristo, (que no se volverá a repetir a escala humana). La llamada "Estrella de Belén" era una gran conjunción, al menos según los actuales programas de cálculo astronómico. No podemos comprobar ni descartar que además estuviera presente un cometa o una supernova, pero es un hecho que entonces se produjo una conjunción de 5 planetas visibles a simple vista.

En la madrugada del 1 de Marzo, época menos fría en la zona y cuando los pastores ya pernoctan en el campo, se produjo la Luna Nueva exacta junto al horizonte Este (el Ascendente), es decir, justo al amanecer, apareciendo, por este orden y sucesivamente: Júpiter (el rey de los cielos), la conjunción Sol-Luna o Luna Nueva (el espíritu y el alma), Saturno (el dios Padre) y Venus (el amor), es decir, 5 de los 7 astros visibles a simple vista, y todos ellos en frente, opuestos, a Marte (el derramador de sangre), en el signo opuesto de Virgo. Sólo Mercurio, el racional, quedaba desconectado de esta estructura en el vecino signo de Acuario. En esa época eran perfectamente conocidos los ciclos de estos planetas, retrogradaciones aparentes incluídas. Seguramente sabrían desde años antes cuándo se iba a producir la Gran Conjunción.

No eran conocidos, por no ser visibles a simple vista, ni Urano, ni Neptuno, ni Plutón, pero es llamativo que -y esto lo sabemos hoy en día- que Urano (el liberador) también participaba en la gran conjunción, Plutón (el infernal) acompañaba a Marte (el derramador de sangre) en oposición a la gran conjunción y el místico Neptuno apoyaba y facilitaba a la conjunción desde 120º de distancia (o trígono).

No me extenderé sobre el significado simbólico de los planetas involucrados, pero los hechos de la vida de Jesús parecen en correspondencia con el mapa de su cielo natal, incluído su enfrentamiento con el Maligno (la conjunción Marte-Plutón, opuesta a la Gran Conjunción).

Qué pensaron

Pues bien, sabedores que esa conjunción no se volvería a repetir en miles o quizá millones de años, pensaron que aquel que naciera con el AS en el instante de la Luna Nueva, sería alguien muy especial para la humanidad, porque sería el más especial de la humanidad, el representante más claro del nuevo ciclo, de milenios de duración que ahora se abría, pues siempre se había interpretado que la Luna Nueva era el inicio de un ciclo temporal, al igual que todas las conjunciones planetarias abren ciclos de diferente duración, y la Luna Nueva no es sino la conjunción Sol-Luna. Al producirse una gran conjunción, se yuxtaponen diversos relojes cósmicos (o ciclos planetarios), es como si se pusieran todos los contadores a cero. Tendría que producirse el advenimiento (nacimiento) de un avatar, un personaje clave para la humanidad por muchos milenios, precisamente por nacer en ese instante tan peculiar. Debemos tener en cuenta, además, que en aquellos tiempos se practicaba una astrología social o colectiva más que una personal, individual, excepto quizá para el Rey, crisol de los destinos del pueblo.

Qué observaron

Pero volvamos a nuestros exploradores del cielo. Pongamos que estuvieran situados en Babilonia en el momento exacto de la Luna Nueva, el 1 de Marzo. Es muy probable, por no decir seguro, que aquella lunación se produjera, en Babilonia, unos grados por encima del horizonte, no en el AS, es decir, que el supuesto avatar NO habría nacido en Babilonia, sino más al oeste, a donde se dirigían los planetas en su movimiento natural observable desde un lugar de la superficie de la Tierra; en un lugar situado al oeste, donde amanece más tarde -pensaron los Magos- debe haberse producido la Luna Nueva junto al horizonte.

Para la población de la zona en aquellos tiempos, podemos considerar que nacerían entre 10 y 20 personas diarias, por lo que la probabilidad de que hubiera dos "gemelos astrales", con el AS en el mismo signo y decanato era muy pequeña.

Probablemente no sabrían cuántos grados exactos de longitud geográfica habría de distancia entre Babilonia y el lugar, o discreparan sobre ello; además, aunque sabían que el evento se produjo hacia el Oeste, pero posiblemente ignorarían la ciudad o población exacta. Llegados a este punto, no creo que lo que sabían astrológicamente fuese suficiente para decidirse a emprender tan incierto viaje. En todo caso, si realmente naciera un avatar, ya tendremos -debieron pensar- noticias de tal personaje unos años más adelante, cuando sea mayor y pueda producir noticias.

Las noticias que les llegaron

Pero he aquí que un tal Zacarías, el padre de Juan el Bautista y esposo de Santa Isabel y por lo tanto pariente de María, era un conocido sacerdote judío, conocido sobre todo porque se le apareció el arcángel Gabriel y esto debió dar bastante que hablar. El nacimiento de Jesús ya había sido profetizado 700 años antes y la cosa se veía venir, y debieron llegar noticias a Babilonia o la ciudad que fuera.

Los Sabios de Oriente podrían no haber sido creyentes, pero astrológicamente sabían que SÍ era el momento para que naciera un avatar hacia el oeste de Babilonia. Si además llegaban noticias al respecto procedentes de Palestina, de Nazareth, que está al Oeste de Babilonia, ya sabían dónde tendrían que ir exactamente. Tardarían varias semanas en recorrer los cerca de 1000 km, pero se ve que se lo podían permitir. Probablemente llegaron cuando el niño tenía un mes de vida, aproximadamente. Una vez en Nazareth, pudieron enterarse de que en aquel momento se habían desplazado a Bethelem, unos 100 km al Sur, si es que realmente coincidieron allí y no en otro lugar. Pero los detalles concretos pueden llegar a ser irrelevantes.

Lo irrefutable y lo debatible

Se podría debatir si los profetas anteriores sabían cómo iban a estar situados los planetas, al menos los "lentos", unos siglos más tarde, cuando predijeron el advenimiento, pero seguro que tuvieron tal posibilidad.

El hecho irrefutable es que alguien llamado Jesús que nació durante aquella Gran Conjunción, el momento "cero" de un gran ciclo, y que desde entonces se ha abierto un período histórico llamado Cristianismo, de muchos años de duración, que ha sido clave en el desarrollo histórico de la humanidad. No debe extrañarnos que algunos sabios de la época, incluso sin ser creyentes, se vieran poderosamente atraídos por las noticias, tanto las procedentes del Cielo, como de la Tierra, de los habitantes del territorio vecino. Así en el Cielo como en la Tierra.

Sergio Rivillo, 8 Ene 2011

En agradecimiento a José Antonio González-Casanova,
padre de la Constitución Española, ponente en el
26 Congreso Ibérico de Astrología (Madrid-2009)
y, sobre todo, una gran persona.

NOTAS:

1.-Diversos estudios históricos sobre documentos de tiempos de Herodes y teniendo en cuenta los ajustes históricos del calendario, parece ser que Jesús de Nazareth nació 6 años antes de lo que considera el calendario como año 0, que no existe como tal, es decir, el -7 año de la era cristiana.

2.-Los datos de los gráficos han sido obtenidos con el programa Kepler (Miguel García), que consideramos aceptablemente preciso. No obstante, los cálculos para fechas muy lejanas a las actuales, como es el caso de Jesús de Nazareth, pueden estar afectados de un error, del orden de minutos de arco, sobre todo en cuanto a la posición de la Luna.