Paralelismo Astrológico de los Trastornos Psicólógicos -----

XX Congreso Ibérico de Astrología, Palma de Mallorca, Junio 2003
Premio "Gloria de Pubill" al trabajo de investigación más votado por los lectores de la revista Mercurio-3 en 2003 y 2004.

Sergio Rivillo (1994)


CONTENIDOS


(A) Psiquiatría y psicología
(B) Psicología y Astrología
Frustración
Estrés
Reacción normal, neurosis y psicosis; el ego
Neurosis depresiva, depresión, neurastenia
Manías
Histeria, nerviosismo
Miedo, fobia, angustia
Obsesiones y compulsiones
Otros trastornos neuróticos
Reacciones equilibradas y no equilibradas
Puesta en común de términos
Trastornos psicóticos
Terapias
(C) El diagnóstico astrológico

Aspectos
Las casas de agua
Los problemas psicológicos de los elementos
Los sueños como medio de diagnóstico
Nota final
Aclaración
Bibliografía

Cuando un astrólogo hace una afirmación acerca del contenido emocional de determinada experiencia debería ser consciente de la forma de reaccionar del consultante y de las implicaciones en términos psicológicos de algo que debe suponer una experiencia valiosa para éste: la consulta astrológica. De la misma manera, cada vez un mayor número de psicólogos aplican conocimientos de astrología a sus estrategias de terapia. Psicoterapia y consulta astrológica tienen algo en común: son procesos de autoconocimiento y autoaceptación, condiciones sine qua non para cualquier proceso de sanación o recuperación del equilibrio.

(A) Psiquiatría y Psicología

Se debe acudir al psiquiatra cuando se padece una enfermedad mental, pero a veces acuden personas que simplemente se hallan desorientadas y deberían acudir más bien a un psicólogo, un asesor, familiar o de otro tipo, o quizá a un astrólogo, un confesor religioso o simplemente a un buen y desinteresado amigo que pueda ayudarle a ver más claro o argumentar un sensato consejo. Aquí trataremos ambos casos e intentaremos establecer algunos paralelismos astrológicos.

La astrología siempre ha tratado estos temas de forma paralela a la medicina y, de hecho, hasta poco más de un siglo atrás, era un poderoso medio de diagnóstico para enfermedades orgánicas, pues no se contaba con los medios actuales como los análisis de sangre, rayos X, etc. En aquellos tiempos de revolución científica, en los que la astrología dejó de ser necesaria para ser "sabio", surge la moderna psiquiatría -de la mano de la medicina- y la psicología, ambas hijas etimológicas de psique, uno de los nombres de la Luna.

Freud y Jung acabaron en desacuerdo, como nunca llegaron a ponerse completamente de acuerdo ni sus discípulos ni otras escuelas psiquiátricas y psicológicas. Pero estudiaron el subconsciente, sus símbolos y manifestaciones en el comportamiento humano a partir de una tradición milenaria que comparte la astrología. Elaboraron un "lenguaje" muy útil para identificar cada caso y, lo que en mi opinión es lo más valioso, elaboraron una serie de terapias y estrategias utilísimas aunque no se esté estrictamente enfermo, como por ejemplo, en el tratamiento de la dislexia. Pero, para que nos vayamos entendiendo, vamos a tratar de hacer una pequeña clasificación.

- Demencia senil, subnormalidades congénitas, traumatismos craneales graves. Corresponden a trastornos en las funciones psíquicas debidos a alteraciones orgánicas en el cerebro.

- Paranoia, esquizofrenia y otras psicosis, en las que se supone que corresponden a trastornos orgánicos del cerebro, aunque aún no se ha podido demostrar.

- Depresión , histeria , angustia y otras neurosis, que se supone son reacciones exageradas a circunstancias al fin y al cabo de orden vivencial a las que estamos expuestos todos, ¿quién no ha tenido una reacción desproporcionada en un momento dado? Algunos opinan que el 50% de la población padece en mayor o menor medida algún trastorno neurótico claro.

La frontera entre la psicosis y la neurosis no siempre está clara, pero si los síntomas son muy agudos y perturbadores para el individuo en lo personal, familiar y social, podemos temernos un caso de psicosis que requiere la ayuda del psiquiatra. Además, hay problemas que, sin tratarse estrictamente de enfermedades mentales, también requieren la ayuda del psiquiatra, por tratarse de trastornos muy agudos como la anorexia, bulimia, frigidez, masoquismo, etc., o que puedan degenerar en verdaderas enfermedades mentales, como la epilepsia. Verdaderamente cada caso es distinto, y el lenguaje psicológico se queda a veces un poco escaso.

Para que haya un trastorno de tipo neurótico debe darse la conjunción de dos factores: Una predisposición por parte del individuo, es decir, una determinada disposición de su carácter y una vivencia traumatizante que no es fácil "digerir" por dicha persona debido a su manera de reaccionar.

(B) Psicología y Astrología

Frustración

La frustración no es un problema psicológico, sino un sentimiento muy humano que puede darse en distintas áreas de la vida, producto del fracaso. Pero si el individuo tiende a hacer lo que no le conviene puede convertirse en un problema que puede agravar otros problemas que sí son de orden psicológico.

La tendencia a actuar como al individuo no le conviene viene dada en la tradición astrológica por el regente del ascendente indigno cósmicamente, es decir, exiliado o en caída (si fuese peregrino, su estado cósmico dependerá del de su dispositor, el dueño del signo en que se encuentre dicho planeta).

Estos individuos, más del 30% de la población, pueden ser perfectamente felices y pueden alcanzar éxitos siempre que se dejen aconsejar adecuadamente a la hora de tomar decisiones. Pero puede agravar (y, de alguna manera, explicar) otros problemas psicológicos si el regente del ascendente indigno cósmicamente hace un mal aspecto a la Luna o al regente de alguna de las casas de agua (IV, VIII, XII), o presente en ellas.

Estrés

Tampoco se trata de un trastorno psicológico, sino una circunstancia en la que se ven con mayor o menor frecuencia la mayoría de los seres vivos (un peligro, hambre, frío). Se caracteriza por un estado de alerta y un ritmo metabólico elevado, así como tensión emocional y reacciones violentas.

En individuos predispuestos, esta reacción puede producirse en ausencia del estímulo, y a menudo se trata de individuos de vida exageradamente dinámica, que "siempre están haciendo algo...¿para no pensar?".

Aunque, como decimos, no se trata de un verdadero problema psicológico, puede enmascarar y agravar otros que sí lo son. Conviene tratarlo mediante técnicas de relajación, meditación y autoconocimiento, así como cultivando la vida sana y evitando los estimulantes y las carnes rojas y embutidos. La vida urbana moderna resulta sumamente perjudicial, y es una amenaza diaria para una porción muy grande de la población.

La tradición astrológica lo atribuye a cualquier disonancia Luna-Marte, Marte en el Fondo del Cielo o en mal aspecto al regente del FC o a un planeta en FC.

Reacción normal, neurosis y psicosis; el ego.

Si el trastorno es una reacción pasajera a un estímulo externo debemos considerarlo una reacción normal producto del estrés. Si el trastorno se produce en ausencia del estímulo, se hace crónico, pero conservando la facultad de razonar y sin comportamiento antisocial, podemos considerarlo un problema de neurosis. Si el trastorno se agrava, perdiendo el individuo la capacidad de razonar coherentemente y supone un peligro para los demás o para sí mismo, entonces puede tratarse de una psicosis. Todo esto, lógicamente, siempre que no se hayan detectado lesiones orgánicas, como dijimos anteriormente (demencia senil, subnormalidades congénitas, traumatismos graves en el cerebro, etc.).

La mayor parte de los trastornos son, de alguna manera, heredables, pero en el caso de las neurosis (y sobre todo en la histeria), no se trata de una herencia genética, sino de un comportamiento aprendido (mejor, malaprendido) del medio familiar en la niñez.

Las reacciones emocionales vienen indicadas en la carta natal por la Luna y sus circunstancias; y en cierta medida, a las casas de "agua". Indican cómo ESTÁ el indivíduo, cómo se siente y, por lo tanto, cómo reacciona.

Los problemas del ego (egoísmo, egocentrismo, egolatría, engreimiento), por el contrario, se relacionan con el Sol (y en cierta medida, las casas de "fuego"). Indican cómo ES el indivíduo. Está relacionado con los valores del sujeto y, más indirectamente, con su moral. Aunque puede influir indirectamente en su sistema anímico, no se trata de una neurosis en sí mismo. Sin embargo, algunos autores lo han relacionado con la paranoia (delirios de grandeza), que puede alcanzar el grado de verdadera psicosis. El tema del ego queda un poco más allá del presente trabajo.

Neurosis depresiva, depresión, neurastenia

Se denomina depresión a una tristeza profunda, desproporcionada con la situación. El paciente llora o desea hacerlo, no tiene ganas de hacer nada, se encuentra desesperanzado, incapaz de expresarse con naturalidad o hacerse comprender, los sentimientos son negativos y a menudo vienen acompañados de otros síntomas somáticos como insomnio, pérdida de apetito y peso, anorexia y estreñimiento.

Se ha relacionado a menudo con problemas afectivos en la niñez, como pérdida o distanciamiento de la madre, así como con la timidez excesiva o los complejos de inferioridad. Parece existir una clara predisposición genética. Los episodios depresivos son más frecuentes con la edad y las mujeres parecen más proclives a sufrirla.

Entre episodio y episodio puede haber una normalidad absoluta. En algunos casos especialmente graves pueden sobrevenir deseos de suicidio. Como en todas las neurosis, se aconseja hacer vida sana en general, haciendo énfasis en las técnicas de respiración y autoconocimiento, paseos, aseo personal y actividades sociales que no supongan un reto para el individuo (podrían aumentar su tristeza). En casos graves o episodios agudos puede ser necesario el tratamiento medicamentoso, para "aliviar" la situación.

La neurastenia era antes un diagnóstico común hoy poco utilizado. Se caracteriza por la intolerancia emotiva, fatigabilidad (sobre todo con actividades que le resultan poco agradables, insomnio, delgadez, pies y manos frías. Está aburrido, descontento de sí mismo y de los demás.

Según la tradición astrológica, la depresión se da a menudo en las disonancias Luna-Saturno, Saturno en el FC, o mal aspectado con el regente de FC o un planeta allí presente, sin la ayuda de aspectos armónicos de planetas Yang. Los signos Yin, femeninos, son más proclives a sufrir este mal, especialmente los de agua y Capricornio.

En cuanto a las disonancias Luna-Saturno, la oposición es especialmente dura (excepto con ascendente Capricornio o Acuario, que indicarían más bien neurastenia), así como la cuadratura de 4ª o creciente siempre que el ascendente sea Cáncer. La sesquicuadratura de 8ª o menguante es bastante trágica y puede ser un factor de suicidio.

Manías

La manía es lo opuesto a la depresión, pero puede darse de forma simultánea o más bien alternada o cíclica con las depresiones. En muchos casos se trata de una simple neurosis, pero en los casos más graves puede tratarse de una verdadera psicosis maniaco-depresiva. El maníaco, a diferencia del depresivo, tiene alegría contagiosa, euforia. En vez de inhibición psicomotriz, tiene una vitalidad desbordante hasta el agotamiento. La valoración y el juicio es optimista, grandioso, a veces delirante. Puede padecer insomnio, como el depresivo, pero cree que necesita dormir poco. Pide comida normalmente, pero difícilmente la termina ya que debe emprender algo importante. Entre episodio y episodio, como en el caso de la depresión, el individuo puede parecer perfectamente normal.

Dejando aparte las dependencias toxicofílicas y los trastornos psico-sexuales, que más bien corresponden a otro apartado, lo cierto es que el maníaco siente el deseo o impulso de hacer algo socialmente indeseable al que no se puede resistir, como en el caso de la cleptomanía, la piromanía, el vicio del juego y la personalidad explosiva o violenta, que en los casos más graves puede llevar a homicidios múltiples completamente inesperados. Como se ve, las variantes son enormes, pero con algunos puntos comunes, como la inquietud o impaciencia antes de cometer el acto y, después de éste, una sensación de alivio, placer o descarga, aunque también sienta culpa y prefiera no haberlo realizado.

Es difícil afirmar un único remedio para cada una de las variantes que se presentan, pero se han desarrollado últimamente psicoterapias que pueden ser útiles en los casos menos graves, como las técnicas de autoconocimiento aplicadas siempre con suma precaución y combinadas con actividades que ayuden a recuperar el equilibrio y el autocontrol, como el Yoga, Tai-chí, y otras. En todo caso es importante identificar las experiencias vivenciales que puedan haber originado el transtorno o estén en correspondencia con su posible origen. En los casos más difíciles, las fases maníacas se atenúan y abrevian con medicación adecuada.

La tradición astrológica no es muy clara al respecto, pero parece necesario, aunque no suficiente, una disonancia Luna-Júpiter, pues la Luna representa lo que se necesita y Júpiter la desinhibición. Así mismo, podría intervenir Plutón, pero en mi opinión el efecto de éste simplemente haría más obsesivo el comportamiento maníaco, como Urano lo haría más brusco e inesperado y Marte más violento. Además, debe haber otros factores disonantes y pocos armónicos, si bien el gran trígono, como análogo de Júpiter, no excluye al temperamento maníaco, como no lo excluye un stellium en la casa V (excesiva autoafimatividad) o en IX (exceso de convicción). Parecen sospechosas la semicuadratura de 2ª o creciente para la cleptomanía, la sesquicuadratura de 5ª o creciente para el juego patológico (vicio de jugar). La sesquicuadratura de 8ª o menguante para la piromanía (con ingredientes de Marte y signos de fuego) o el temperamento explosivo (con ingredientes de Marte, Urano y signos de agua).

Histeria

La histeria se conoce desde antiguo y se la asociaba con el útero y, por extensión, a la mujer, si bien también puede padecerla el hombre. Más técnicamente, se la denomina neurosis de conversión, ya que en todas sus muchas manifestaciones posibles hay un rasgo común: el enfermo finge o imita con su comportamiento los síntomas de alguna enfermedad, la mayoría de las veces de tipo psicológico, cuando se le contraría o se lleva una decepción (cólera exagerada, risa histérica, pataleo, llanto, parálisis). Alguna vez habremos oído el comentario: "no podemos llevarle la contraria porque en seguida le da el ataque". También puede tener manifestaciones somáticas, como la ceguera temporal o, en casos extremos, la catalepsia.

Puede considerarse un comportamiento normal cuando un individuo se halla ante una situación extrema de indefensión, sobre todo física, ante un peligro cuando se da cuenta de que es inútil la defensa, la huida o la salvación, y lo podemos observar fácilmente en el mundo animal: el individuo reacciona haciéndose el muerto, o bien mediante una tempestad de movimientos descoordinados (que siempre podrían asustar al agresor). Cuando tenemos un caso de histeria, la reacción del individuo tiene lugar sin que se de una situación extrema. El histérico puede aparentar un ataque epiléptico, pero tendrá un electroencefalograma normal. Como rasgos comunes podemos considerar:

- Reacción desproporcionada o descoordinada cuando es contrariado o decepcionado.

- Expresión simbólica de un impulso reprimido.

- Negativa a reconocer, cuando ha llegado la calma, la causa de su reacción, para evitar sentimientos de culpa.

- Obtención de un beneficio, como la atención o el cuidado, cuando aparecen los síntomas.

Los síntomas histéricos se pueden provocar y también suprimir por sugestión o hipnosis, y esto se sabe desde hace mucho, pero la supresión de los síntomas no implica curación definitiva y el individuo puede recaer más adelante. Freud, que era mal hipnotizador, atribuía los efectos de la hipnosis a la catarsis derivada, y el psicoanálisis es un medio excelente para identificar el impulso reprimido y tratar la histeria. El histérico tiene rasgos enfermizos de carácter, y debe reestructurarlo, reeducarlo, con una psicoterapia adecuada.

En astrología se asocia con las disonancias Luna-Urano, de entre las que parece especialmente sospechosa la semicuadratura de 11ª o menguante, pero, por la gran variedad de tipos de histeria identificados, deben intervenir otros factores de refuerzo.

Miedo, fobia, angustia

El miedo es una reacción normal ante un peligro, y ayuda a huir de él. Las fobias, sin embargo, son miedos a objetos, situaciones, etc., bien identificados (claustrofobia, miedo a los espacios cerrados; agorafobia, miedo a los espacios abiertos), en los que el individuo es consciente de la causa de su miedo. La fobia al color rojo puede ser debida a experiencias traumáticas en el pasado, como por ejemplo el haber presenciado el asesinato de un ser querido en la niñez. El individuo, al ver el color rojo no lo relaciona conscientemente con la circunstancia traumática, pero se siente tan mal como cuando aquello aconteció, por eso aborrece dicho color y trata de evitarlo.

En la neurosis de angustia se dan episodios de crisis de pánico en los que el individuo percibe señales de muerte inminente. Se puede dar un estado permanente de ansiedad sin episodios demasiado marcados, pero en otros casos las crisis aparecen de modo repentino, entre períodos de relativa normalidad. El factor desencadenante no es identificado claramente por el individuo. Por ejemplo: se despierta de noche, oye un ruido cualquiera y cree identificar unos pasos agazapados; un frenazo en la calle lo oye como el chirrido de una puerta cercana; le late el corazón desbocadamente hasta que no puede por menos que echarse a llorar, gritar desesperado o gimotear. A veces puede ocurrir en sueños, que se perciben como enormemente reales, de la misma manera que en vigilia la experiencia parece una pesadilla. Después de una crisis de pánico el individuo se da cuenta de que no se trataba de algo real, pero el siguiente episodio lo vivirá como si fuera completamente real y llamará a la policía, los bomberos, una ambulancia, etc.

En el tratamiento de la angustia, además de tratar de identificar la vivencia que originó el proceso, como en la histeria, se deben desarrollar terapias que conduzcan a una reeducación del carácter, pero en el sentido de afianzar la autovaloración y el dominio de sí, así como el cultivo de costumbres y relaciones vitalizantes. Hay que tratar al paciente con mucha seriedad y delicadeza, idiomas que sí entenderá.

En estos individuos se suele dar un rasgo de carácter común con los del depresivo, como son la introversión, timidez, los complejos de inferioridad, pero unido a un carácter poco realista o excesivamente fantasioso. Por todo esto se atribuye a disonancias de Saturno y Neptuno a la Luna, aunque la poca afirmatividad pudiera involucrar al Sol. Saturno en XII, en disonancia a la Luna, el regente de IV o un planeta allí situado son factores bastante angustiosos.

Como en toda terapia, no debemos intentar que el individuo sea como no es, sino cultivar las facetas positivas de su propio carácter que puedan ayudarle a sentirse más seguro de sí, más fuerte y afirmado. Sabemos que una disonancia Luna-Saturno hace al individuo proclive a la tristeza, pero sabemos también que cualquier contacto de estos dos planetas es favorable para la sensatez y la previsión, que pueden ser herramientas útiles para diseñar una estrategia que siempre debe estar diseñada a la medida del individuo, pues no hay un tratamiento igual para todos los individuos que padecen determinada neurosis, debido precisamente al origen vivencial de una experiencia individual.

Obsesiones y compulsiones

La neurosis obsesivo-compulsiva puede recordarnos al temperamento maníaco. La obsesión es un pensamiento que no se puede desechar, y la compulsión el acto que se ve obligado a realizar. El individuo puede darse cuenta de lo absurdo y perjudicial de las ordenes internas que se ve obligado a cumplir, pero si se resiste, notará una angustia creciente hasta que tiene que ceder.

Nunca evoluciona hasta la gravedad de una psicosis, ya que el individuo conserva la razón, pero no puede comportarse razonablemente, lo cual procura al individuo notables sufrimientos. A veces se le ha denominado "duda patológica", pues el individuo tiene que comprobar repetidas veces si cerró la espita del gas, la puerta del coche, si lleva consigo las llaves de casa, se lava las manos cinco veces seguidas, etc.

Los padres del obsesivo-compulsivo suelen ser inseguros, rígidos, severos, exigentes, poco cariñosos, por eso los síntomas son más frecuentes en la niñez. El individuo va formando un superego sumamente autoexigente. Es sumamente perfeccionista, minucioso, con agudo sentido de la crítica, que ejerce despiadadamente contra sí mismo.

Las disonancias Luna-Plutón y Luna-Marte parecen ser un claro indicador de estos trastornos. La cuadratura puede ser grave, excepto con ascendente en Cáncer, lo cual supone un desprecio de los valores representados por la Luna, una autorrepresión de los propios sentimientos e indiferencia afectiva. Esto explicaría la actitud exigente, crítica, y el sentimiento de culpa. Plutón en casa IV, o en disonancia (sobre todo la cuadratura) al regente de IV o a un planeta allí alojado puede producir efectos similares a la disonancia Luna-Plutón, y los signos de agua son los más proclives.

Otros trastornos neuróticos

La sociopatía se puede manifestar de varias maneras, pero siempre se caracteriza por la imposibilidad de integrarse normalmente en las relaciones sociales, laborales, familiares, etc. El individuo se automargina, aunque pueda pensar que la sociedad es la que le margina a él. Es frecuente que el individuo caiga en el bagabundeo, la pereza patológica, grupos de heroinómanos o alcohólicos, grupos extremistas, etc. Es más frecuente en la adolescencia, y siempre parece intervenir Neptuno en aspecto con la Luna, la casa IV o cualesquiera indicadores del estilo de vida del individuo, que no puede ser "normal" de ninguna manera, por más que tampoco sea muy original.

Hay muchos otros trastornos de sintomatología bien conocida por todo el mundo, como la hipocondría y la automedicación, que puede deberse a Saturno en VI, los trastornos alimentarios, anorexia y bulimia, las diversas drogodependencias, y así una interminable lista de trastornos psicológicos, como frigidez, exhibicionismo y otros trastornos sexuales; insomnio, sonambulismo, y un largo etcétera.

Reacciones equilibradas y no equilibradas según la astrología

La alegría viene indicada por la armonía Luna-Júpiter. La disonancia Luna-Júpiter puede ser igualmente alegre, pero el desequilibrio puede resultar problemático, manifestándose en forma de manías (toxicomanías, por ejemplo) por la necesidad compulsiva de ser feliz a toda costa.

La seriedad viene indicada por la armonía Luna-Saturno. La disonancia Luna-Saturno también implica seriedad, pero el desequilibrio puede resultar problemático, manifestándose en forma de tristeza, depresión, timidez, etc.

La valentía, el dinamismo y la capacidad de arengar viene dado por la armonía Luna-Marte. Pero la disonancia Luna-Marte resulta problemática y supone cólera y agresividad. Los aspectos Luna-Plutón actúan de una manera más prolongada y pueden suponer, cuando son disonantes, obsesiones, odios y actitudes retorcidas o depravadas.

La armonía Luna-Urano supone un temperamento independiente, poco convencional. Sin embargo, la disonancia supone una necesidad compulsiva de llamar la atención que exagera las reacciones anímicas.

La armonía Luna-Neptuno indica un talante refinado por encima de la a veces vulgar realidad, pero la disonancia puede suponer reacciones delirantes y una imaginación enfermiza.

Las disonancias Luna-Sol, Luna-Mercurio y Luna-Venus no suelen suponer neurosis por sí solos, pero pueden acentuar los desequilibrios:

Puesta en común de términos psicológicos y astrológicos

Pero estos últimos trastornos que he mencionado no son trastornos "puros", aparecen con raíces vivenciales diversas, cada caso particular es un caso particular, y no es extraño que un hipocondríaco sea, en realidad, un depresivo o padezca trastornos obsesivo-compulsivos, por lo que podríamos hacer una clasificación básica de trastornos neuróticos, con su paralelismo simbólico correspondiente:

Según las disonancias de la Luna, tendríamos:

De esta clasificación básica podríamos hacer otra de tipos, por así llamarlos, "derivados":

Trastornos psicóticos

Los trastornos psicóticos, como la paranoia y la esquizofrenia, son verdaderas enfermedades mentales. Son más complejos que los trastornos neuróticos (lunares), y podrían involucrar, además, al Ego (solar).

La paranoia consiste en presentar como único trastorno sus ideas delirantes, absurdas, pero en determinado aspecto de la vida, fuera del cual el paranoide es capaz de razonar y comportarse de forma perfectamente normal. Si el trastorno es leve o transitorio, se trata de una neurosis con sintomatología paranoide. Pero si se trata de un delirio crónico, sistematizado, podemos hablar de personalidad paranoide.

Como el paranoico puede razonar perfectamente y ser inteligente (lo que también le ocurre al esquizofrénico), puede alcanzar un puesto elevado en la sociedad, sobre todo teniendo en cuenta que los síntomas paranoides se van agudizando con la edad. La historia nos da ejemplos de personajes célebres como Hitler, Goya, Shumann y otros cuya biografía y sentimiento relata de forma magistral J.A. Vallejo-Nájera en su obra Locos Egregios. Posiblemente muchos dirigentes políticos, jefes de empresa, etc. sufran de trastornos paranoicos más o menos acusados. Lo cierto es que no hay muchos paranoicos en los sanatorios psiquiátricos, pues pueden ser brillantes profesionalmente, resultar muy convincentes y tener reacciones emocionales normales, o aparentemente normales. Da miedo pensar que el mundo pueda estar en manos de paranoicos, pero podría explicar muchas barbaridades históricas. Un mal síntoma es el engreimiento.

La paranoia se manifiesta de forma variable, pero si el observador no está informado, las ideas delirantes pero sistematizadas y argumentadas con lógica del paranoico "pudieran ser verdad", pueden ser contagiosas y afectar a grupos sociales, como el que democráticamente llevó a Hitler al poder, el de los suicidios colectivos como el de la Guyana o el más reciente de Suiza, o el que indujo a las quemas de brujas o libros, así como los linchamientos y otras lindezas del ser humano.

Los delirios paranoides pueden ser de grandeza, relacionados con la casa V, de celos, y los eróticos, afectando a la casa VIII, injusticia, afectando quizá a la casa IX. Pero considerando el delirio como algo no real o perteneciente a "otra realidad" debe siempre afectar a Neptuno o el planeta regente de XII o allí ubicado. Y considerando la argumentación lógica y su expresión concreta parece que hablamos de Mercurio, la casa III, su regente o planeta presente, pero para que todo esto afecte a la psique del individuo, parece imprescindible el concurso de la Luna o la casa IV, ya sea su regente o un planeta en IV.

El caso de la esquizofrenia es bien distinto. Se caracteriza por la escisión, el desdoblamiento de la personalidad en dos manifestaciones distintas e incongruentes entre sí, de ahí lo absurdo que nos parece el comportamiento del esquizofrénico. Aparecen períodos muy perturbadores, con delirios, incoherencia, alucinaciones (sobre todo auditivas), alternados con otros, que también pueden durar años, de comportamiento normal y buen rendimiento en las tareas cotidianas. Esto nos recuerda la historia de el Dr. Jeckill y Mr. Hyde y el dolor emocional y también físico que suponía la transformación de uno en el otro. Suele aparecer en la adolescencia y agravarse con la edad, por lo que a menudo hay que recurrir a medicación. En otras ocasiones el trastorno no llega a ser demasiado agudo y entonces se considera una neurosis esquizoide.

Astrológicamente hablando no se ajusta a un modelo muy concreto y suele afectar a cartas muy desorganizadas, entendiendo esto en términos amplios, es decir, a nivel de aspectos disociados, planetas sin aspectos y vacíos de curso, desconexiones a nivel de estructuras de regencia, aspectos duros de la Luna con los transpersonales, mercurio, las casas de agua y también las III, VI y IX, imposibles de sistematizar en un aforismo único.

Terapias

No me extenderé aquí porque estimo que se sale del propósito del presente trabajo y por tratarse de algo en lo que ha profundizado mucho la psicología y se han especializado la mayoría de los psicólogos. Hipnosis, psicoanálisis, conductismo, gestalt, terapia de la polaridad, yoga, etc (por no hablar de otras más duras, como la medicación, el electrochoque o las lobotomías), son técnicas terapéuticas que merecen ser tratadas por especialistas.

La astrología puede, no obstante, aportar mucho en este campo, no por las técnicas terapéuticas en sí mismas que se puedan aplicar, sino más bien en cuanto a su temporización, porque puede aportar valiosa información acerca de los períodos de la vida más críticos, en los que el individuo necesitará más ayuda, y los más favorables, que no debe desaprovechar.

Las técnicas astrológicas pueden ayudar mucho al psicólogo terapeuta en la etapa previa a la aplicación de cualquier terapia, abreviando y haciendo mucho más preciso el diagnóstico y ayudando a identificar el proceso de desarrollo psico-vivencial del individuo, así como muchos factores que pueden pasar desapercibidos en las entrevistas y tests que propone el psicólogo.

Por otro lado, no debemos olvidar que el estudio de la astrología y el propio tema natal es una técnica de autoconocimiento con posibilidades terapéuticas todavía muy poco explotadas hoy en día. Pero debemos ser cuidadosos y evitar que el estudiante de astrología malinterprete su propio tema, tanto porque lo pueda utilizar como medio de autojustificación, proyección, o, por el contrario, por que pueda producir una merma en su autoestima o en su estima de los demás.

(C) El diagnóstico astrológico

Hasta ahora hemos ofrecido una descripción de las principales neurosis y psicosis, así como su paralelismo astrológico a nivel simbológico y básico. Pero ya vimos que los individuos pocas veces se adaptan estrechamente a tipos puros de neurosis, sino que cada caso individual posee una distinta predisposición y unas vivencias particulares. Es por este motivo que desarrollaremos ahora un estudio astrológico más detallado. La tradición astrológica atribuye a la Luna la forma de reaccionar, el sentimiento y las sensaciones, es decir, la emotividad receptiva del individuo, lo que indudablemente condiciona nuestro estado de ánimo y reacciones, vida privada, estilo y ritmo de vida, relaciones familiares, muy especialmente con la madre y, de alguna manera, las mujeres en general. Y, con la emotividad, nuestra capacidad de convivir con los demás (bajo un mismo "techo"), así como todas las somatizaciones orgánicas y funcionales.

Mercurio rige el lado izquierdo del cerebro -la Luna el derecho- y también parece estar relacionado con problemas mentales, pero más bien de tipo neurológico, como la dislexia, tartamudez, mudez. Astrológicamente simboliza el intelecto concreto o estructura lógica, la redacción, oratoria, etc, lo que puede estar relacionado con la experiencia social de la niñez con hermanos, vecinos y familiares próximos, así como los compañeros en la enseñanza primaria y, si vamos más lejos, ya que simboliza cómo se comunica el individuo, en sentido amplio, cómo se desplaza cotidianamente para desempeñar sus actividades diarias.

Aspectos

Todo aspecto disonante que la Luna reciba de planetas maléficos o transpersonales es un claro indicador de problemas psicológicos, y esto incluye muy especialmente la semi y sesquicuadratura. Si esta Luna mal aspectada recibe también buenos aspectos de otros planetas, pero si éstos son débiles por encontrarse exiliado o en caída, retrógrados o formar aspectos disociados (no zodiacales), serán de poca ayuda.

Los aspectos formantes tienen que ver con experiencias en las que acaba cayendo el sujeto, mientras que los separativos se refieren a experiencias aprendidas de la familia en la niñez o heredadas de alguna manera; en éste último caso, debemos suponer que el efecto disminuirá con la maduración de la edad, sobre todo si la Luna tiene alguna dignidad (mayor o menor)

También tienen fama los aspectos disonantes que implican a las casas III,IV,VI,VIII y XII, a sus regentes o análogos.

Debemos tener en cuenta que, en la oposición, el individuo atribuye a los demás el rol del planeta lento; así, en una oposición Luna-Saturno, el individuo suele adoptar el papel de la Luna, es sensible, sentimental, necesita seguridad de los demás, a los que percibe en su papel de Saturno, severos, fríos, duros, frugales, y cuando pide cariño acaba triste y solo, sin darse cuenta que su necesidad de seguridad le hace buscar gente así, y adquirirá un notable complejo de inferioridad. Hay una excepción: que Saturno sea el regente del ascendente, en cuyo caso el individuo irá de "duro" y verá a los demás como los necesitados de protección, pero necesita y busca a estas personas, a las que le resulta difícil ganarse por su propia expresión fría.

La cuadratura no implica a la percepción que el individuo recibe de los demás, aunque los demás pueden, por supuesto, verse afectados por las consecuencias. En este caso, el individuo reniega de los valores representados por el planeta rápido. Así, en la cuadratura Luna-Plutón adopta el papel de Plutón ignorando su propia sentimentalidad y también la de los demás, es decir, los valores lunares, por más que la Luna esté domiciliada en Cáncer, pero sus actos, injustos desde el punto de vista emocional, le acabarán conduciendo a una situación dramática que no será sino una oportunidad de integrar los valores emocionales de los que había prescindido, debido probablemente a alguna experiencia traumática anterior. Por el contrario, si la Luna es regente del Ascendente, el individuo prescinde de los valores de Plutón, por mucho que esté domiciliado en Escorpio, y le costará mucho cambiar en la vida, aprender las lecciones a que indudablemente le planteará la vida, por lo que se tomará de forma trágica las "injusticias" de la vida.

En el caso de la cuadratura conviene distinguir la que es de IVª y la que es de Xª, por casas derivadas respecto del planeta más lento, o afectan a dichas casas por presencia o por regencia, y producirán efectos a nivel de la vida mundana si es de Xª o a nivel de vida interior si es de IVª, lo que tendrá mayores consecuencias en el aspecto emocional y psicológico del individuo.

El quincucio se parece más a la oposición que a la cuadratura, por lo que afecta claramente al modo en que el individuo percibe su relación con los demás, tanto a nivel de las obligaciones materiales en el caso del quincucio de VI, como íntimo o emocional en el quincucio de VIII (con mayores implicaciones psicológicas). El individuo, probablemente debido a vivencias anteriores, encuentra una gran dificultad en integrar los valores representados por los planetas, pero nada está en su mano y se quedará bloqueado. Un quincucio Luna-Saturno de VIIIª nos dará al hipertímido, siempre triste y solo. Debe trabajar para liberarse de la influencia de una experiencia o situación sin salida, traumatizante, y debe trabajar de forma sorda, hasta que se produzca el cambio, que él siente como predestinado, pues el individuo no percibe tenerlo en sus manos.

El semisextil no es un aspecto claramente armónico, y efectivamente puede suponer un problema por la tendencia a la no-acción. Si es de IIª puede intentar limitarse a acumular cosas materiales, si de XIIª influencias emocionales. Ésta última puede a veces ser complicada, pues a la vez que da individuos refinados y evolucionados emocionalmente, pueden tener dificultades para ser "ellos mismos" y discernir.

Los aspectos derivados del 8, la semi y sesquicuadratura son aspectos muy "egoístas" y de "ciega insistencia" para el observador. La semicuadratura de IIª hace que el individuo se obstine hasta el anquilosamiento y el enfurecimiento. La de XIª hace que el individuo se empeñe en reformar a los demás sin compasión. La sesquicuadratura de Vª busca el honor no merecido a despecho de los demás, y la de VIIIª no tolera a los demás como son e intenta manipularlos. Son aspectos muy complicados y difíciles de tratar, pues el individuo no desea fácilmente cambiar y a los demás se nos pueden quitar las ganas de ayudarles, por mucho que lleguemos a captar que "no lo hace a mala idea".

Todos estos aspectos, siempre que la Luna esté implicada, merecen una terapia, y el especialista puede brindarnos ayuda en el proceso de autoconocimiento en tanto que la vida nos da oportunidades de adquisición de consciencia, la mayoría, indudablemente, dolorosas.

Las estructuras de aspectos cerradas tienen un efecto multiplicador en cuanto a su influencia y pueden predominar y condicionar completamente la vida del individuo, pero no solo las llamadas "duras", como la T cósmica o el crampón cósmico, sino también otras con mejor fama pero que son simétricas y sin orientación, como el sobre cerrado o el sello de salomón, como muy bien explican Miguel García y Tito Maciá en sus figuras de aspectos. Pero las estructuras cerradas, a diferencia de los aspectos aislados, ofrecen una posibilidad mayor de integración, evolución y maduración de los conflictos psicológicos, excepto cuando los aspectos eclípticos son disociados y no se corresponden con los zodiacales.

Pero el problema se complica porque todo lo que decimos de la Luna, en un contexto psicológico, es aplicable de alguna manera a las casas de agua, los planetas presentes en ellas y los regentes de sus cúspides y, en su caso, por los regentes del signo contenido mayoritariamente en una casa.

Las casas de agua

Las casas de agua describen la manera de sentir del individuo a distintos niveles de percepción. Todas ellas poseen otros significados, no de índole estrictamente sentimental (la casa IV, el domicilio, ritmo de vida, vinculación con los ancestros, atavismo, etc; la casa VIII, la muerte, el dinero de los demás, los legados, etc; la XII, las enfermedades crónicas, asuntos ocultos o extraños, etc). Pero, para lo que nos interesa, debemos considerar tres niveles de percepción:

- La casa IV indica cómo se siente el individuo, él mismo, y cómo reacciona. Es la biografía que siente el protagonista de la misma.

- La casa VIII indica cómo el individuo siente qué sienten las personas directamente implicadas con él (o cómo el individuo "se toma" lo que sienten los demás). Por eso se la denomina a veces como la casa de las relaciones íntimas, del sentimiento compartido, las transiciones de consciencia, la vivencia de las crisis. Pero también describe el sentimiento pasional, como el sexo, el odio, la venganza, los celos, la envidia, todas ellas sentimientos en crisis con los demás que exigen alcanzar un equilibrio. Se la ha relacionado a menudo con las obsesiones.

- La casa XII indica cómo el individuo siente qué sienten las personas que no están directamente implicadas con el individuo. Se escapa a la voluntad del que percibe y se ha relacionado a menudo con los miedos, alucinaciones, delirios, lo que uno se busca sin desearlo conscientemente. Se trata verdaderamente de una "casa de locos", pero el terapeuta fracasa

a menudo aquí por no darse cuenta de que ésta es también la casa de la percepción transcendente de la realidad. Corre el riesgo de efectuar una cierta labor de "lobotomización" por no aportar AMOR, el otro ingrediente, además de la adquisición de consciencia, necesario para curar las enfermedades del alma. Sólo podemos penetrar en esta casa de redención con el espíritu y el ánimo limpios de lo mundano, pues se trata de una casa mística.

La Luna también describe el sentimiento individual al nivel de la casa IV, de la que es análoga, pero a veces nos hemos preguntado: "si la Luna y la casa IV poseen un significado coincidente, pongamos por caso de "ritmo de vida", pero se hallan dispuestos de diferente manera en el horóscopo, ¿cuál debo considerar?". En realidad, ambos, pero teniendo en cuenta que la Luna indicaría cómo el individuo lo percibe, y la casa IV el ritmo de vida que en realidad desarrolla. El simple hecho de que ambos sean excesivamente distintos, o que no haya contactos, siquiera indirectos, entre ellos, puede suponer un factor importante de desequilibrio emocional y/o psicológico.

La Luna, además, según sea la posición por casa, nos dirá en qué asunto pondremos mayor sentimiento, dedicaremos más tiempo o más nos va a afectar. Evidentemente, una Luna en signo de agua (no tanto en fuego) indicará una percepción más sensible, sentimental, y en casa de agua unas vivencias especialmente emocionales.

Los problemas psicológicos de los elementos

El fuego tiene la virtud de que se traumatiza poco, es muy emocional pero proyecta sus sentimientos hacia fuera, olvida pronto el pasado, por lo que sufre muy pocos problemas psicológicos. Pero tiene el defecto de la falta de autocrítica, la autojustificación, por lo que puede caer en actitudes delirantes.

La tierra tiene la virtud del realismo, por lo que no resulta muy, digamos, delirante, pero tiende a atarse a pautas muy rígidas, tiende a reprimir los conflictos emocionales a base de racionalizarlos, de darles una explicación lógica, por lo que es incapaz de ser espon-táneo. No se da cuenta de que los sentimientos hay que sentirlos sin premeditación, por lo que puede caer en la hipocondría, la frigidez o la simple timidez. Sienten dificultad para liberar el alma, por eso buscan a menudo a los signos de agua, que, por el contrario, tienen dificultad en reprimirla.

El aire también tiene tendencia a explicar formalmente los sentimientos, en lugar de limitarse a sentirlos, vivirlos, como los signos de tierra, no en vano Venus, Mercurio y Saturno son comunes a la tierra y el aire. Pero el aire es muy sociable y comunicativo, por lo que son frecuentes los psicólogos y sus clientes con lunas de aire. La verbalización de los conflictos interiores ayuda a superarlos, pero puede hacernos creer que lo hemos superado simplemente porque lo hemos comprendido.

El agua vive tan profundamente sus sentimientos que le resulta a veces difícil controlarlos. Pero, precisamente por vivirlos profundamente, acumulará experiencias sumamente valiosas y experiencias muy poco frívolas, que le ayudarán a regenerarse y evolucionar, si no sucumbe en alguna de ellas, resultando traumatizado. Más que un psicólogo puede necesitar a alguien que vibre con él y que, a ser posible, tenga la Luna en la Tierra.

Los sueños como medio de diagnóstico

Se trata de un fenomenal medio de diagnóstico hoy en desuso, pero creo que el conocimiento de su conocimiento simbólico, sumado a un conocimiento astrológico "técnico", puede dar magníficos resultados.

No abundan los trabajos sobre este tema dentro de nuestro mundillo astrológico, en gran medida porque los astrólogos somos más seguidores de la razón que del subconsciente y a menudo huimos de nuestro subconsciente. De hecho, "la ignorancia del astrólogo sobre sus propios bloqueos de carácter no la resuelve el conocimiento técnico de la Astrología sino que queda impresa en el uso que de ella hace" [Pepe Valero]. Conocemos más de un ejemplo de personas que saben mucho de Astrología, pero están neuróticos perdidos (no hay más que mirar su disonante Luna, o la mía). Además, la investigación en este tema es muy subjetiva, muy poco científica; es normal que los astrólogos no hayamos profundizado mucho (y sí los psicólogos).

El mundo de los sueños pertenece a la Luna y a las casas emocionales o "de agua", que son tan irracionales como los sueños. Se tienen sueños cuando la Luna transita un punto sensible (y sensibilizado) de nuestra carta. Los sueños son una "digestión" emocional de lo que no hemos acabado de digerir durante la vigilia. Si, por ejemplo, estamos pasando un tránsito de Plutón por nuestra casa 7, que nos tiene durante meses o años "removidos" con nuestras alianzas y rivalidades, será un día de cada semana, cuando la Luna transite la cruz correspondiente, que tendremos un sueño relacionado con ese tránsito de plutón, que no hemos digerido ni durante la vigilia ni durante muchas vigilias.

Dentro de las casas de agua, la casa 12 es la más importante. Lógico: al ser la casa "cadente" de las de agua, es la que menos depende del individuo, sobre todo del individuo consciente. El eje de los Nodos, por su fuerte naturaleza lunar (o soli-lunar), también era de una importancia considerable como eje de "destino", nuestro papel trascendente en nuestro paso sobre la Tierra.

La casa 4 es irracional (como tal casa emocional que es), pero consciente (o casi), como todas las casas angulares. Elegimos a nivel personal en el AS, a nivel social en el DS, a nivel material en el MC y a nivel emocional en el FC (por ejemplo al elegir una vivienda, un hogar o una vinculación con nuestros antepasados). Mientras que las casas cadentes siempre hablan de cosas no elegidas por el individuo [sin ir más lejos, los hermanos y la casa 3; o la labor (casa 6) que nos encomienda el jefe o nuestro superior (casa 10)]

Por supuesto, cabe imaginar que podríamos clasificar los sueños en varios tipos básicos, según la luna transite las casas de agua, un punto "removido por tránsito" o un regente de casas emocionales o el dispositor de un planeta allí ubicado... lo que en la práctica nos da como resultado que se pueden tener sueños cuando la Luna pasa por cualquier casa.

Una posible clasificación de los sueños, por el nucleo de su contenido, en:

Nota final

Quiero insistir en que debemos tener unos criterios claros a la hora de encarar las enfermedades del alma, que son causa común de visitas a astrólogos y psicólogos. No nos podemos circunscribir a unas etiquetas como "depresión" o "histeria", que sólo responderían a un aforismo astrológico estricto, pero no al individuo, que es un ser absolutamente original, y de ahí la imposibilidad de trato estadístico, especialmente en algunos casos como la esquizofrenia. En el caso de la timidez es fácil plantear una prospección estadística, con las disonancias de la Luna a Saturno y ausencia de aspectos de Júpiter, pero para ayudar al individuo el asunto es más complejo.

También quisiera decir que no espero ninguna solución a un problema emocional a cambio de dinero. Se puede pagar por un análisis o un diagnóstico, pero la sanación o el recuperar el equilibrio es un asunto del ser y su integración espacio-temporal en el cosmos. El terapeuta debe aportar la información adecuada pero no es nunca un sanador, como no lo es una terapia determinada sino como vehículo de adquisición de consciencia, como puede serlo el estudio de la propia carta astral.

Por lo demás creo que sí hay personas con capacidad de sanar, aquellos que aman como única respuesta válida a este asqueroso mundo -parafraseando el estribillo de Ramón Tercét en su programa radiofónico Diálogos 3-, pero la mayoría son considerados "personas con pajaritos en la cabeza" por lo que los pobres andan bastante desprestigiados, si no anatemizados.

Por último, me gustaría evocar el mito de Psique, en el cual ésta tiene que pasar por la dura prueba de no poder ver a su amante, lo cual le lleva a los peores sufrimientos y a la más mísera de las condiciones, pero al final se salva por la intervención del único que puede salvarle: el amor divino.

Aclaración

No se mencionan en este trabajo los problemas del ego, más propios de las disonancias del Sol, como la sub o sobreestimación, que pueden estar relacionados indirectamente con los problemas expuestos. En realidad, cualquier planeta, especialmente si está únicamente mal aspectado (PUMA) puede originar transtornos, como menciono en otros trabajos.

Caso de esquizofrenia, que apareció en el nº4 de Eudemon. Obsérvese los aspectos disociados del Sol y la Luna; la abundancia de aspectos disonantes entre éstos y  los transpersonales; la disonancia Sol-Luna tiene lugar precisamente entre las casas III y XII.

Bibliografía

Conócete a ti mismo, J.A.Vallejo-Nágera

Locos Egregios, J.A.Vallejo-Nájera

La Rueda de la Experiencia Individual, Alexander Ruperti

Dinámica y análisis de los aspectos, Bil Tierney

Figuras de Aspectos, Miguel García y Tito Maciá