La Técnica de los Regentes

Sergio Rivillo Corral

Capítulo 1

Tres niveles interpretativos: Analogía, presencia y regencia

Es cierto que la fuerza interpretativa de un planeta por su contenido simbólico o analogía es incuestionable: la Luna es análoga de la casa 4, y siempre dará información sobre el hogar y la vida cotidiana, al menos en su aspecto psicológico, ya sea subconsciente o subjetivo.

Un planeta, por su presencia en una casa (algo fácil de percibir al primer vistazo), siempre dará información sobre dicha casa: el Sol en casa 9 (en determinado signo y formando determinados aspectos con otros planetas y casas) siempre dará información sobre las convicciones y viajes del sujeto, y además supondrá ciertas vivencias.

Si consideramos un planeta por su regencia podremos interconectar toda esta información de manera razonable y descubrir asuntos que permanecían ocultos a simple vista: El regente de la casa 7 siempre hablará de la pareja, y nos explicará ciertas vivencias, y las tendencias psicológicas asociadas a ellas, aunque no estén expresadas por un planeta presente en casa 7. No sólo no contradice los anteriores, sino que los complementa y completa.

1.-Considerado como regente, todo planeta pierde su condición de benéfico o maléfico

2.-Todo planeta peregrino o débil aumenta su fuerza si su dispositor o regente está digno (posiblemente iguala su fuerza).

3.-Un planeta en aspecto tenso con su dispositor resulta patológico en algún sentido (no sólo médico). Y muy positivo si el aspecto es armónico.

4.-Siempre tienen valor sustantivo: el R1 siempre representa al nativo, el R7 a su pareja, el R4 es el progenitor del mismo sexo, el R5 los hijos, el R10 el jefe, etc.

Todo planeta es, en última instancia, un significador y un punto sensible. Es un punto, o mejor una posición sensible –a tránsitos, progresiones, etc.– y es un significador en tanto en cuanto podemos deducir una información significativa. Y lo será a tres niveles: analogía, presencia y regencia.

Así, Júpiter, con su analogía de sentimiento de seguridad, deseo de expansión, positivismo, desinhibición y otros asuntos relacionados, la mayoría de las veces, con la casa 9 (filosofía, visión de la vida, concepciones amplias, viajes, etc.), también posee una cierta analogía con la casa 2 (dinero, satisfacción con lo que se posee), así como con el casa 12, en términos de integración del alma en lo colectivo.

Este mismo planeta, por su presencia en determinado signo tenderá a actuar de determinado modo (por ejemplo, en Libra, pacíficamente; en Aries lo sería con veleidad). Por su presencia en determinada casa, por ejemplo en la 7, actuará en el ámbito de la pareja; y los aspectos que forme nos indicarán ciertas relaciones con las áreas de la vida indicadas por las casas correspondientes.

Sin tener en cuenta la regencia de un planeta, aún podemos obtener mucha información. Por ejemplo, analicemos una estructura sencilla: supongamos una oposición entre Venus y Júpiter, hallándose Venus junto al AS en Aries y Júpiter junto al DS en Libra.

Consultando los aforismos clásicos deduciremos que posee una complexión atlética, dulcificada por rasgos bonitos; de actitudes y movimientos espontáneos y sensuales, en virtud del significado del AS, Venus y Aries.

También deduciremos que posee una amplia sociabilidad, se siente muy segura de atraer y asume los compromisos con desparpajo (a veces con descaro) en un medio social elegante, adinerado o de clase alta y/o bien educada, en virtud de lo significado por el DS, Júpiter y Libra.

Combinando estas dos posiciones planetarias mediante la oposición, deduciremos el tipo de uniones o matrimonio que tendrá, y nos alegraremos de los muchos parabienes que tendrá una bella joven que se casa con un príncipe y cuyas únicas dificultades pueden venir de una cierta autoindulgencia o exceso de liberalidad que devenga en alguna pequeña infidelidad, que no llegará a comprometer su matrimonio, por lo demás bastante clásico y feliz, ya que ambos son planetas benéficos.

No hemos tenido en cuenta en este ejemplo otros aspectos que afecten a Júpiter o Venus, ni tampoco el conjunto del tema natal, pero, suponiendo que la mencionada oposición sea especialmente significativa dentro del conjunto del tema natal, y en el ámbito de la vida de pareja en particular, la interpretación que frecuentemente se hace no va mucho más allá de los criterios aplicados según los Planetas en los Signos, Planetas en las Casas y Aspectos entre Planetas, que es lo único que hemos considerado en el presente ejemplo.

Pero no hemos tenido en cuenta la dignidad cósmica de Venus (exiliado), que manifestándose a través de la casa 1 es regente de 2 y de 7, y que se halla e conflicto interpersonal (oposición) con un planeta que rige a las casas 9 y 12.

Podemos hacer otro tanto con Júpiter, y observaremos que, rigiendo a las casas 9 y 12, se halla “peregrino”; que, rigiendo dichas casas, se manifiesta a través de la 7, y que se encuentra en conflicto con otro planeta que rige la 2 y la 7.

Teniendo estos factores en cuenta, podremos afirmar:

1. Que le resulta difícil sentirse realizada con sus posesiones y su pareja, ya que, probablemente, actúa como no le conviene en estos ámbitos (regente de 2 y 7 exiliado).

2. Que la situación económica y matrimonial condicionan sus decisiones y actitudes (regente de 2 y 7 en 1).

3. Que su situación económica y matrimonial no coinciden con sus convicciones e integración colectiva (regente de 2 y 7 en oposición al regente de 9 y 12).

4. En aparente contradicción con lo anterior, se une a personas con las que comparte una filosofía de vida, aunque pertenezcan a otra raza, cultura o clase social (regente de 9 en 7).

5. Que a veces consigue imponer sus convicciones en su vida de pareja (regente de 9 más digno que el de 7).

Las aparentes contradicciones derivan del hecho de que el sujeto no siempre hace lo que quiere o lo que le conviene, sino lo que buenamente puede, ya que la contradicción es inherente a la esencia humana.

En el caso que nos ocupa, la joven se enamoró y casó con un rico diplomático extranjero, pero con el tiempo descubrió que el aparente altruismo de su marido no era sino una fachada de la que obtenía beneficio; a medida que aumentaba la desilusión, aumentaban las “aventuras” y despilfarraba cada vez más.

Después se enamoró de otro rico diplomático, pero de un país rival... al que más tarde abandonaría para contraer su segundo y más duradero matrimonio con un filósofo de humildes ingresos. Ahora tiene algunos problemas económicos, pero trata de adaptarse y ha superado numerosas contradicciones.

Ilustración: El Arqueómetro de Ives de Saint-Laurent, tal como aparece en El poder oculto de los números (E. Bucheli, Ed. Kier 1990).

La Técnica de los Regentes

Sergio Rivillo 1994